Torra y Sánchez
De momento
Falta ahora que Sánchez demuestre si toma el diálogo como un fin para entretener la película o como un medio para llegar a algún sitio
José Luis Sastre
Periodista
José Luis Sastre
Han muerto José Luis Cuerda y José Luis Cuerda Kirk Douglas y el cine fue a tomar la televisión, que se llenó de 'travellings' y planos que iban y volvían sobre la arquería gótica del Palau de la Generalitat como si en algún momento alguien fuese a gritar ‘corten’ hasta dar con la escena buena. La secuencia la iba comentando sobre la marcha Pablo Casado, contrario a la “pleitesía” de Pedro Sánchez con Quim Torra, al que en ese momento el PP llamaba tirano y usurpador. Ahí fue cuando Casado concedió a Sánchez la primera ventaja, porque le permitió instalar, con cierto aire peliculero, una retórica desinflamada, que es lo que las encuestas dicen que la gente dice que quiere. Sobre esa base, <strong>el Gobierno de coalición explorará un acercamiento:</strong> no solo por convicción -el diálogo hace hoy tanta falta como cuando Sánchez no le cogía el teléfono a Torra- sino por la necesidad de la aritmética en el Congreso. Nueva etapa, en fin: el reencuentro, la trascendencia, el camino difícil pero necesario. ‘Senderos de gloria’.
Al fondo de los planos secuencia y de las palabras, quedarán los hechos, sin embargo. Y el hecho aquí es que habido encuentro y la negociación seguirá este mismo mes encabezada por ambos presidentes. Torra parecía dispuesto a dinamitar el último puente y, de momento, no lo ha hecho: tras arrebatarle a ERC la mesa negociadora se ha acabado instalando en su marco de diálogo. Todo es precario pero, de momento, es. El acuerdo parece imposible, más aún en campaña, pero, de momento, no hay alternativa mejor. En ese de momento estamos.
Es probable ahora que alguien grite ‘corten’. En plena pelea dentro del independentismo, el mismo Torra que llama a la unidad consultará su posición solo con la parte que forman los partidos y las entidades independentistas. Escuchará entonces a quienes han anticipado ya que pedirán el voto por los candidatos que se mantengan en la vía unilateral, así que a la escena de película la acecha la pulsión de aquellos que cacarean el diálogo mientras en verdad necesitan que el conflicto aguante. ‘El bosque en llamas’ era otra película de Kirk Douglas.
Vienen semanas de crispación. En apenas un mes, para la oposición ya no queda España que no haya vendido el Gobierno pero el Gobierno, con todos sus enredos de comunicación y su avión de Barajas, ha pactado con sindicatos y patronal la subida del salario mínimo y lo intenta sobre Catalunya en una mesa que no tuvo más remedio que aceptar con la que trata al menos de cambiar el marco. De momento. Está el sendero lleno de trampas, retórica y encuestas. Falta ahora que Sánchez demuestre si toma el diálogo como un fin para entretener la película o como un medio para llegar a algún sitio. Y falta también que demuestre su capacidad para que la agenda catalana no eclipse todo lo demás, que son esas cosas tan asociadas a la vida real y <strong>que se te presentan un mediodía en tractor a la puerta del ministerio. </strong>Esas realidades, víctimas del 'procés', reclaman también su momento.
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