El perdón de Puigdemont

El 'expresident' ha sofisticado tanto el malabarismo político, que ahora pretende que el Estado se disculpe por cumplir la ley a aquel que la incumplió

Carles Puigdemont comparece desde el Parlamento Europeo en la comisión de investigación del 155 en el Parlament

Carles Puigdemont comparece desde el Parlamento Europeo en la comisión de investigación del 155 en el Parlament / periodico

Cristina Pardo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Carles Puigdemont ha advertido de que en Catalunya no se podrá “pasar página” hasta que el Estado pida perdón por la aplicación del artículo 155 y la “represión” que conllevó. Es decir, el procedimiento judicial y la posterior condena que mandó a la cárcel a los dirigentes independentistas que no se fugaron. Según el expresidente de la Generalitat, su decisión de no convocar elecciones respondió a que ni siquiera así habría evitado la intervención de la autonomía. Y, en definitiva, que para Puigdemont todo aquello ha sido un “golpe de Estado moderno”. Estas declaraciones las ha hecho por videoconferencia, en el marco de una comisión del Parlament sobre el 155. Esa imagen, que vino precedida de la salida momentánea de Oriol Junqueras de la cárcel para comparecer en el mismo sitio y a la misma hora, es lo primero que nos recuerda la cobardía del primero y la gallardía del segundo.

Puigdemont no convocó elecciones, porque lo que le estaba pidiendo a cambio al Gobierno del PP era imposible (excarcelaciones, retirada de las Fuerzas de Seguridad del Estado...). Entonces, no obtuvo nada con lo que contrarrestar los gritos de “traidor” que se estaban produciendo aquel día frente al Palau. Después, huyó. Junqueras, en cambio, fue una persona consecuente con sus ideas y con sus actos. Puigdemont ha sofisticado tanto el malabarismo político, que ahora pretende que el Estado pida perdón por cumplir la ley a aquel que la incumplió. Puede uno estar más o menos de acuerdo con las reglas existentes, pero saltárselas no es opcional. Por lo tanto, el golpe de Estado ese moderno del que habla no pudo darlo quien actuó de acuerdo a las normas, sino la otra parte, en todo caso.

Siempre he considerado que los políticos están para solucionar los problemas de los ciudadanos. Y también para dar ejemplo en ese mismo aspecto. Puigdemont solo quería salirse con la suya, aunque eso incluyera salirse también del marco constitucional para entrar en la ley de la selva. A pesar de todo lo que ha pasado, el 'expresident' mantiene abierta la puerta a la ruptura unilateral si Pedro Sánchez no atiende las demandas de Quim Torra sobre autodeterminación y amnistía. No creo que el actual presidente de España esté por la labor de aceptar chantajes. Pero además, si yo tuviera que aceptar un órdago de esas características, me lo tomaría mucho más en serio si quien me lo plantea ha cumplido su pena de cárcel y ha entendido que quizá la unilateralidad no es el camino, frente a quien saluda desde Waterloo. Algún día habrá que preguntarle a Puigdemont si él no tiene nada de qué disculparse. Aunque solo sea por gastar el dinero de todos en un proyecto que era solamente de algunos.