Símbolo democrático
La bandera republicana
La exhibición de la tricolor, por particulares o instituciones, no es ilegal. Bien al contrario, es el reconocimiento de un régimen y de unos valores democráticos
Andreu Mayayo
Catedrático de Historia Contemporánea de la UB. Director del Centre d'Estudis Històrics Internacionals - UB
Andreu Mayayo
La única bandera republicana que ondea solitaria en un mástil de un edificio público de Barcelona, propiedad del ayuntamiento, es la de la réplica del <strong>Pabellón de España</strong> de la Exposición Universal de París, celebrada en plena guerra civil española. El pabellón fue diseñado por los arquitectos Luis Lacasa y Josep M. Sert y en el muro derecho de la entrada se expuso el lienzo del 'Guernica' de Pablo Picasso. La obra maestra del reconocido pintor fue realizada en pocas semanas y sin pretensiones de trascendencia tal como sugiere su ubicación, que puede contemplarse en la réplica instalada en la zona del Vall d’Hebron, al aire libre y sin protección especial.
El azar quiso que el 'Guernica', después de un largo periplo, recalara en el MOMA de Nueva York y, a partir de la recuperación de las libertades democráticas, en el Casón del Buen Retiro (1981) y el Museo Reina Sofía (1992) de Madrid. Mientras que del lienzo 'El segador' de Joan Miró, expuesto en el interior del edifico, nunca más se supo. En la actualidad, también en la réplica del Pabellón podemos contemplar una reproducción con las dimensiones originales pero simplemente en blanco y negro. Una dura condena para el pintor de vivos colores.
Memoria republicana
En 1994 el Ayuntamiento de Barcelona y la Universitat de Barcelona, gracias a la complicidad y la altura de miras del alcalde Pasqual Maragall y el rector Josep M. Bricall, convirtieron la réplica del pabellón en el útero fructífero de la memoria republicana y democrática. El Centre d’Estudis Històrics Internacionals de la UB, fundado en 1949 por Jaume Vicens Vives y refundado en 1971 por su discípulo Emili Giralt, aportó un fondo documental de gran valor del periodo republicano, del exilio, del antifranquismo interior y de la Transición a la democracia. Un fondo completado y enriquecido con el depósito de la biblioteca Josep M. Figueras, de la cual merece la pena destacar la valiosa colección de carteles murales de los años 30. Hoy, el Pabellón de la República constituye una de las mejores bibliotecas y centros de documentación de España del siglo XX y, especialmente, de la Segunda República y la guerra civil.
La bandera tricolor republicana que preside la réplica del Pabellón no tan solo responde a un rigor histórico sino a la voluntad expresa del Ayuntamiento de Barcelona. La bandera republicana hace años que ondea (incluso empieza a deshilacharse y sería necesario renovarla), es decir, no es fruto de ningún pacto secreto entre el PSOE, UP y ERC. Digo esto por los antecedentes. Cuando se formó en el 2003 el primer tripartito en Catalunya (PSC, ERC e ICV) hubo quien vio en la bandera republicana pintada desde hacía años para señalizar el pabellón, en el semáforo del cruce de la calle del Padre Mariana con la del Cardenal Vidal i Barraquer, el precio inconfesable que tenía que pagar Pasqual Maragall para ser 'president' de la Generalitat al republicano Carod-Rovira.
Campeones de la libertad
La exhibición de la bandera republicana, por particulares o instituciones, no es ilegal. Bien al contrario, es el reconocimiento de un régimen y de unos valores democráticos. Esteban González Pons en el 2013 publicó un artículo en 'Las Provincias' con un pedagógico título, 'Perfectos ignorantes', en el cual vindicaba con todos los honores a los soldados republicanos españoles de la División Leclerc. El eurodiputado del PP preferiría que en los actos conmemorativos de la liberación de París ondeara la bandera actual -“la que nos reconcilia a todos”- en vez de la republicana, pero “aun así, estamos bien representados por lo que esa bandera simboliza”. Para González Pons, los soldados republicanos no solo eran unos héroes y campeones de la libertad, sino también unos patriotas admirables. Y transcribe las palabras de su paisano el teniente Amadeu Granell, al rechazar el ascenso y la nacionalidad francesa que le ofrecía el general De Gaulle: “Francia es mi novia, pero España es mi madre y yo no reniego de mi madre”.
Por cierto, la inauguración de la réplica del Pabellón de la República fue presidida por los Reyes de España, Juan Carlos I y Sofía, el 19 de julio de 1992, en las vigilias de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Cabe señalar que, mientras para el franquismo la fecha fundacional del Alzamiento era el 18 de julio, para la prensa republicana de la época la fecha simbólica era el 19 de julio, el día que el pueblo en armas salió a la calle y derrotó (junto a la Guardia Civil) a los golpistas. Quizá sea un ejemplo del oxímoron “monarquía republicana” pregonado por Javier Cercas.
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