LA ESTRATEGIA DE TORRA

La coartada de los presupuestos

Las cuentas catalanas son la excusa para maquillar la incapacidad del Govern independentista para resolver los problemas de los ciudadanos

Torra, en el pleno del Parlament.

Torra, en el pleno del Parlament. / periodico

Joaquim Coll

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Los políticos separatistas acostumbran a hacer cosas inauditas, no por maravillosas, sino por extrañas y retorcidas. Artur Mas anunció el 14 de enero del 2015 la convocatoria de elecciones para el 27 de septiembre, las llamadas "plebiscitarias", con ocho meses de anticipación. No existía precedente de algo así en Europa. Esa convocatoria fue la respuesta de Mas a las presiones de la ANC (a ese grito de Carme Forcadell, "'president, posi les urnes'") pero sobre todo a la rivalidad electoral que le planteaba ERC Oriol Junqueras.

Esa convocatoria, anunciada con tantos meses de anticipación, sirvió para obligar a los republicanos a compartir una lista unitaria en la que esconder la corrupción de CDC. Ahora, en cambio, Quim Torra no ha querido poner fecha a los comicios cuando tan fácil lo tenía. Teniendo en cuenta que la votación final de los presupuestos de la Generalitat está fijada para el 18 de marzo, hubiera sido lógico un pronunciamiento suyo de que las elecciones en cualquier caso se celebrarían antes de finales de mayo.

Pero en la política catalana no existe desde hace tiempo la previsibilidad. Que ahora desde Presidència de la Generalitat se indique que la cita con las urnas no tiene que ser necesariamente antes del verano, abre la sospecha de que Torra piensa en una última maniobra. Puede querer hacernos ir a votar entre la Diada y el 1 de octubre, unas semanas muy propicias para la exaltación independentista.

En realidad, lo sensato hubiera sido asumir plenamente las consecuencias de la ruptura entre los socios del Govern y el fin de la legislatura yendo directamente a votar, dejando la aprobación de los presupuestos para después de las elecciones. Aunque aprobar las cuentas sea positivo, sobre todo después de tantas prórrogas, es un  error embellecer unos presupuestos que tampoco son para tirar cohetes. Los aumentos del gasto social son moderados porque la comparación se hace respecto al 2017, mientras las necesidades han aumentado mucho más y la inversión sigue bajo mínimos.

Prolongar la agonía

Ahora mismo, gracias al entusiasmo inconsciente de los 'comuns', los presupuestos son la coartada para prolongar la agonía y maquillar la incapacidad del Govern independentista para resolver los problemas de los ciudadanos, según una reciente encuesta del propio CEO.

En cualquier caso, a Torra le convenía ganar tiempo tanto para ayudar a recomponer JxCat como para desacreditar la estrategia del diálogo de ERC, de la que evidentemente no saldrá ningún referéndum de autodeterminación. En su encuentro de la semana próxima con Pedro Sánchez, el 'president' tenía pensado plantearle un batería de exigencias imposibles para subrayar a continuación el fracaso de la negociación. En la Moncloa se han adelantado desvinculando ese encuentro del diálogo sobre el conflicto político y medio congelando la mesa entre gobiernos hasta cuando haya uno de verdad en Catalunya. 

El error de priorizar los presupuestos por delante de las elecciones, del que ayer estaban tan contentos en ERC y Catalunya En Comú, significa entregar a Torra la posibilidad de una última maniobra para excitar las aguas del separatismo.