Proyecto cuestionado

Sobre el Hermitage en Barcelona

Las ciudades realmente exitosas no solo atraen oportunidades, sino que saben gestionarlas para que generen valor a toda la sociedad

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Anna Gener Surrell

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Hay algunas ciudades -pocas- que tienen el atractivo suficiente para atraer talento e inversiones internacionales. Barcelona pertenece a este selecto grupo de ciudades globales que, de manera recurrente, recibe propuestas de inversores privados para llevar a cabo proyectos empresariales.

En este sentido, hace años que Barcelona tiene la posibilidad de albergar un museo Hermitage, sin que la inversión acabe de materializarse, pues por el momento no ha encontrado encaje ni en la ubicación ni en el modelo museístico en sí. 

Respecto al emplazamiento, el Ayuntamiento de Barcelona ha rechazado recientemente la ubicación propuesta por los impulsores del proyecto, y a cambio, ha ofrecido otras cuatro alternativas que supondrían la dinamización de determinadas zonas de la ciudad, que sin duda lo requieren.

Difícil ubicación alternativa

Ojalá la negociación se cierre felizmente y pueda haber encaje en alguna de las alternativas ofrecidas por el ayuntamiento. No obstante, es difícil que un grupo privado asuma el riesgo de invertir en áreas sin dinamismo (Fòrum y Las Tres Chimeneas del Besòs) o con un encaje físico complejo (parque de la Barceloneta y Moll de Sant Bertran).

El Hermitage, además, es un proyecto cultural, por lo que las posibilidades de hacerlo rentable son especialmente delicadas, como lo demuestra el hecho de que muchos museos, tanto públicos como privados, no logran salir de las pérdidas.

En cuanto al modelo que propone el Hermitage en Barcelona, el mismo lunes este periódico recogía las críticas de gran parte del ecosistema museístico de nuestra ciudad. Para empezar, se considera que su contenido cultural “no es suficientemente atractivo” y “no está arraigado en el territorio”. También se le reprocha que tenga “vocación turística” y que pueda convertirse en un espacio de “mero entretenimiento”.

Es deseable que los inversores privados inviertan en cultura y que, legítimamente, pretendan hacer dinero con ello

Podemos discutir el atractivo -como el de muchos museos locales-, pero no me parece razonable discutir sobre el “arraigo” del proyecto; este debate no lo plantea ningún museo relevante del mundo. Pero me parece especialmente chocante criticar el enfoque turístico, pues prácticamente ningún museo de esta tipología vive del público local.

Es deseable que la industria cultural se sofistique, genere nuevos conceptos, como son las franquicias, y se sirva de todas las herramientas que tenga a su alcance, como puede ser la tecnología, para llegar al máximo número de personas posible. Pero por encima de todo, es deseable que los inversores privados inviertan en cultura y que, legítimamente, pretendan hacer dinero con ello. 

El proyecto del Hermitage en Barcelona despierta opiniones a favor y en contra, y todos los puntos de vista son igual de respetables, pero el proyecto no debería ser mirado con desdén por el hecho de ser una inversión privada. 

Las ciudades realmente exitosas no solo son capaces de atraer oportunidades, sino que saben gestionarlas adecuadamente para que estas generen valor a toda la sociedad. 

Dependerá de nuestra capacidad de gestión que el proyecto del Hermitage genere un impacto positivo, a nivel económico y social, en nuestra ciudad. 

También podemos dejar la oportunidad, que sin duda aprovechará otra ciudad. Pero en ese caso, deberíamos estar pensando seriamente qué proyectos alternativos impulsaremos para no quedarnos atrás.