LA CLAVE

Se busca un traidor

El Govern de Torra está quebrado. La fractura entre JxCat y ERC es irreparable a juicio de ambas partes. Un asunto distinto es que la quiebra de la coalición acabe en adelanto electoral inmediato

Torra, en el pleno del Parlament.

Torra, en el pleno del Parlament. / periodico

LUIS MAURI

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El Govern de Torra está quebrado. La fractura entre JxCat ERC es  irreparable a juicio de ambas partes. Un asunto distinto es que la quiebra de la coalición acabe en adelanto electoral inmediato. Las calculadoras de ambas formaciones trabajan sin descanso. Cada día cambian las variables de la ecuación. El independentismo vive al día desde el fracaso de la DUI.

Puigdemont, por medio de su subalterno Torra, tiene en su poder el botón de disolución del Parlament. Si el ‘expresident’ lo pulsara en este momento podría aprovechar el halo épico del amparo de la Eurocámara. Si a medio plazo le es retirada la inmunidad, el halo menguará. Acorralaría además a ERC en la negociación con el PSOE, aun a riesgo de reventarla y perder el alivio de su situación personal que pudiera derivarse de ella. E impediría a Esquerra capitalizar los nuevos Presupuestos de la Generalitat. Son, no se olvide, los Presupuestos del republicano Aragonès y no de Torra. Es Aragonès quien los ha concebido, negociado y capitalizado. Pero incluso diputados de JxCat consideran que abortar las primeras cuentas desde el 2017 sería una decisión injustificable, suicida. Bien, no sería la primera.

Otro momento crítico llegará cuando el Tribunal Supremo confirme con gran probabilidad la inhabilitación de Torra. Entonces, solo la aceptación de ERC de otro ‘president’ de JxCat podría impedir la caída del Govern. Y ni siquiera eso sería suficiente: haría falta la ayuda de la CUP.

Turbamulta digital

Esquerra no tiene interés en adelantar las elecciones. Ahora puede rentabilizar el triunfo de los Presupuestos. Además, su aún tierna negociación con el PSOE es un imán para las acusaciones de traición. Los republicanos necesitan tiempo para procurar que el diálogo dé frutos con los que acallar las acusaciones de la turbamulta digital hiperventilada.

La traición tiene muy mala prensa desde Judas Iscariote. Pero la historia está en deuda con algunos traidores conspicuos. Suárez desmontó desde dentro el andamiaje del franquismo Gorbachov hizo lo propio con el comunismo soviético. Quizás la solución del conflicto catalán necesite también uno o varios traidores.