ANÁLISIS AZULGRANA

Han detenido a Setién por posesión

Tras el susto de Ibiza, Setién encaja la derrota de Valencia

Tras el susto de Ibiza, Setién encaja la derrota de Valencia / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Dos semanas, tres partidos, una victoria con 1.005 pases, un triunfo ridículo, lamentable en Ibiza y una derrota contundente en Valencia dando lástima la primera parte, intentando y no pudiendo, ni sabiendo, en la segunda y, eso sí, ¡ojito! al dato, 867 pases, es la vida, la historia, el estreno de Quique Setién en el Barça después de pasar por Lugo, Las Palmas y Betis.

Setién ha pasado de pasear junto a las vacas en Liencres porque nadie le llamaba para entrenar a chocarse con la realidad, no solo del fútbol real, del auténtico, sino del que no te perdona que anuncies, a los mil vientos, que tus equipos “siempre han jugado bien” y, a continuación, te pase lo de Ibiza y te noquee el Valencia.

Bienvenido al mundo real, señor Setién. No parece, no, que los cuchicheos constantes, en el banquillo de Mestalla, de su alumno aventajado Eder Sarabia (con la boca tapada, por si acaso se le oía decir “donde narices nos hemos metido”), le sirvieran de mucho.

Setién, otra víctima más

No pienso defender a mi amigo Ernesto Valverde (ni lo necesita, ya está lejos) apuntándole a usted, señor Setién, no, que va, que va. Usted se me antoja otra víctima más. Los culpables de muchas cosas, de demasiadas, siempre se han ido de rositas en el Barça (y su entorno). Ningún gran club, ninguna entidad con 1.000 millones de presupuesto, tendría a Josep Maria Bartomeu, Eric Abidal, Ramón Planes y Óscar Grau tomando las grandes decisiones.

Ningún gran club hubiese tolerado que los jugadores se adueñaran, como se han adueñado, de la entidad. No me extraña, no, que los chicos hayan prohibido que las cámaras de ‘Matchday’ sigan en el vestuario, en su ‘templo’. Ya han hecho demasiado el ridículo como para que los culés sigan viendo y oyendo determinadas cosas.

El problema es que los que señalaron a Valverde como el gran culpable después de ganar dos Ligas y media seguidas, perdiendo 7 de los 95 encuentros ligueros que dirigió (Setién ha perdido 1 de 2 y me temo que hoy dejará de ser líder ¿verdad?), contaban ayer en las emisoras de radio, repletas de sabios, que la culpa era de los jugadores.

Primero disparas, luego preguntas

 ¡Aaaaah!, estupendo, primero matamos a Valverde y, luego, culpamos a los jugadores. Es posible que el ‘Txingurri’ fuese el primero que descubrió la reflexión que ahora hacen suya todos los que cargaron su Kalashnikov para dispararle: estos jugadores ya no están para practicar el fútbol de otras épocas, el de la excelencia y, por tanto, les guste o no, hay que jugar a otra cosa.

Pero eso, aquí, en Barcelona, en el Camp Nou, en el templo del ‘Profeta del gol’, va contra la religión ‘cruyffista’. “Malos tiempos para los ‘anticruyffistas’”, llegó a escribir un director de periódico cuando ficharon a Setién. Malos tiempos para el Barça. Puede que Messi se asuste y active la cláusula de huída. Puede que, si la cosa sigue así, ‘Barto’, que ya mató a mi otro amigo Andoni Zubizarreta en otro arrebato de miedo, deba adelantar las elecciones. Acaban de detener a Setién por posesión. Solo digo eso.