LA CLAVE
El círculo vicioso de Puigdemont
El 'expresident' necesita sabotear el entendimiento entre PSOE y ERC para tratar de conservar su hegemonía electoral sobre Esquerra. Pero a la vez solo el éxito del diálogo podría ofrecerle un bálsamo para su compleja situación personal
Luis Mauri
Director adjunto
LUIS MAURI
Hay en Catalunya un punto de coincidencia entre independentistas y constitucionalistas. Sí, lo hay, y pasa por encima de la fractura social. Ese punto de coincidencia es el hartazgo que producen el estancamiento y la incompetencia gubernamental. ¿Qué se entiende por incompetencia gubernamental? Esto: el 61,6% de los catalanes considera que el Gobierno de Quim Torra no sabe cómo resolver los problemas, y solo el 1,6% opina que los está resolviendo, según el <strong>CEO </strong>de enero de la Generalitat.
Ambas partes abominan de la parálisis, aspiran a avanzar. En sentidos opuestos probablemente, pero avanzar. Después de un quinquenio en el que toda la energía social disponible ha sido devorada sin clemencia por el agujero negro del ‘procés’, dar con una salida no resulta sencillo. El agujero negro del ‘procés’ es el sumidero de una era. Se ha ido tubería abajo. Adiós, no volverá.
Tantos años después, la combinación del fracaso del independentismo unilateral y la aritmética electoral del 10-N brinda una oportunidad al diálogo, a la política. El PSOE y ERC negocian constreñidos por la desconfianza mutua y bajo el fuego de la derecha española y la derecha independentista. Pero a socialistas y republicanos les une un sentimiento fuerte: el temor a la <strong>destrucción mutua asegurada</strong>. Su fracaso podría derribar a la izquierda y entregar el Gobierno a una coalición derechista deseosa de ilegalizar el independentismo y abolir el autogobierno catalán.
Labor de zapa
Los embates de la derecha española contra una entente PSOE-ERC tienen una lectura cristalina. Sin embargo, no es tan sencillo descifrar la labor de zapa de Puigdemont, Torra y sus pretorianos contra el diálogo. Puigdemont está en un círculo vicioso. Necesita sabotear el entendimiento entre socialistas y republicanos para tratar de conservar su hegemonía electoral sobre ERC. Pero a la vez solo el éxito del diálogo podría ofrecerle un bálsamo para su compleja situación personal.
Este es el dilema de Puigdemont. Más allá de estrategias jurídicas de brillo repentino pero vuelo incierto, la cuenta atrás del 'expresident' nunca se ha detenido.
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