Cambios en Rusia

Putin, sin escudo de protección

En Rusia se entiende el poder como una ocupación total del espacio público: es el esquema que ha permitido al líder ruso sobrevivir 20 años

Vladimir Putin pronunciando un discurso.

Vladimir Putin pronunciando un discurso. / periodico

Ramón Lobo

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El mensaje de Vladimir Putin es claro: me quedo, ya veremos cómo y en qué posición. Quiere tenerlo todo atado y bien atado. Es una cuestión de supervivencia. Conoce la tradición rusa y soviética en las que abundan las purgas de los entornos perdedores. Es lo que sucedió tras la muerte de Lenin y el ascenso de Stalin, que se deshizo de enemigos y rivales como Trotsky, y unos cuantos amigos para asegurarse el control absoluto.

La posibilidad de permanecer en el poder hasta que llegue la muerte natural, como Brezhnev, Chernenko y Andropov, depende de la capacidad de proyectar miedo. A Stalin le funcionaron los gulag y un sistema de delación que empezaba en la familia. El escritor Danilo Kis describió este sistema infernal en 'Una tumba para Boris Davidovich'. Es un libro obligatorio.

Los tiempos han cambiado, ya no existen aquellos campos de trabajo en Siberia, pero sí las muertes por envenenamiento, los asesinatos, los infartos y los suicidios inexplicablesRusia es heredera de aquel entorno cultural en el que la eliminación del contrario, del discrepante, como Anna PolitkóvslkayaNatalia Estemírova y Borís Nemtsov, entre otros, es lo habitual.

Poder absoluto

No existe una tradición de relevos pacíficos, como en EEUU, donde los expresidentes se van a su casa y construyen bibliotecas-museo para vender sus logros. En Rusia se entiende el poder como una ocupación total del espacio público. El jefe supremo manda sobre las facciones que se disputan sus favores. Es el esquema que ha permitido a Putin sobrevivir 20 años.

Hay síntomas de desgaste. Algunas disputas ya no se resuelven discretamente en el Kremlin, como es la costumbre, sino a la vista de todos. El exministro de Economía, Alexéi Uliukáyev, que estuvo cerca del círculo presidencial, fue condenado por recibir sobornos.

Putin es frío e inteligente. Sabe cuáles son las cartas, cómo llegó al poder y cuáles serían las consecuencias de perderlo sin garantías

 Putin es frío e inteligente. Sabe cuáles son las cartas, cómo llegó al poder y cuáles serían las consecuencias de perderlo sin garantíasLo excepcional es que Kruschev siguiera vivo tras su defenestración en un golpe palaciego; también lo es la supervivencia de Gorbachov: destruyó la URSS --y el entramado de regímenes comunistas de Europa del Este-- tras lanzarse a una reforma sin conocer la realidad de su país, más allá de lo que decía la propaganda.

Primero, protección

Tras la voladura de la URSS y la llegada al poder de Boris Yeltsin, en 1991, Putin se abrió paso como el hombre que solucionaba problemas. Al principio rechazó ser primer ministro porque temía por su vida si era destituido. Necesitaba crearse antes una plataforma de poder. Era la época de las privatizaciones salvajes, cuando los oligarcas que amasaron fortunas se creyeron capaces de doblegar la voluntad del Kremlin. Putin los neutralizó uno a uno. Los poderosos GusinskiBerezovski y Jodorkovski fueron reemplazados por una élite fiel al nuevo líder.

Los atentados terroristas de 1999 le permitieron lanzarse a la guerra en Chechenia y afianzar su poder. Aquellas explosiones tenían el sello de los servicios de seguridad. Putin necesita hoy estar en el poder, o que lo ocupe alguien de máxima confianza, para esquivar la persecución por su eventual responsabilidad en aquellos hechos, y en el asesinato de decenas de disidentes y opositores.

Como China y Turquía

Rusia no es una democracia, está a mitad camino entre el Estado autoritario y la dictadura. Es como China y Turquía, un modelo con elecciones trucadas en las que la oposición no tiene opciones. Es un sistema que gusta a las extremas derechas de Europa y EEUU, y a una parte de la élite económica que desea mantener sus privilegios. Rusia no es el heredero de la tradición comunista, de izquierdas y antiimperialista. Mantiene un sistema capitalista brutal basado en una enorme desigualdadNo hay separación de poderes ni Estado de derecho.

Rusia no es una democracia. Está a medio camino entre el Estado autoritario y la dictadura

El problema de Putin es que la economía no crece lo suficiente y el sistema funciona mal. Ha quemado a su comodín Dimitri Medvédev, con quien cambiaba el puesto. Ahora está sin escudo. En los regímenes autoritarios, personalistas o caudillistas, el aprieto llega cuando el líder busca un sucesor porque los autócratas no consienten el talento y la competencia. Cuando toca elegir una persona capaz solo están disponibles los obedientes y los traidores.