En el nombre de Cruyff

Anda el barcelonismo ilusionado ante la llegada de Quique Setién al banquillo azulgrana. "A rey muerto, rey puesto", eso es así de cruel en el mundillo del fútbol, donde el gesto torcido del aficionado ante decisiones más o menos injustas o mal ejecutadas dura exactamente lo que tarda el balón en entrar en la portería contraria. Así es y así seguirá siendo.

El jueves, tras caer frente al Atlético, Guillermo Amor se sobresaltaba en el palco del King Abdullah ante la pregunta sobre la posible destitución de Valverde. "De esto que dices de Valverde no hay nada", respondía en Movistar +.  No mintió Guillermo porque es sabido que no sabe hacerlo. Ni siquiera sabe ser, como dice Michael Robinson, "económico con la verdad".

Cinco días después el presidente del FC Barcelona decía que "llevábamos tiempo hablando con entrenadores. [...] En las últimas semanas, la dinámica no era buena, el área deportiva habló con él [Valverde], estuvo al corriente de todo y creímos que lo mejor era dar un nuevo impulso al equipo".

La coartada se le vino abajo al presidente cuando Setién admitió haber recibido la llamada 24 horas antes

La coartada se le vino abajo al presidente en boca del propio Setién, que reconoció haber recibido la llamada del club solo 24 horas antes, mientras estaba en su casa de Liencres rodeado de vacas. O sea, que ¿acaso no era uno de esos entrenadores con los que el Barça llevaba tiempo hablando?

Bartomeu es un hombre afable de apariencia tranquila pero brazo de hierro. A Zubizarreta lo despidió a la mañana siguiente del famoso partido de Anoeta, la víspera de Reyes. El entonces director deportivo responsabilizó al presidente de la sanción FIFA  ratificada por el TAS recordando que en el momento de los hechos era vicepresidente deportivo. Bartomeu le respondió 12 horas después con el despido fulminante. También eludió entonces relacionar el despido con las declaraciones y habló de "pérdida de confianza".

Aquella temporada fue la primera de Luis Enrique en el banquillo y, superada la crisis, terminó con el triplete. La 'orejona' que Xavi levantó como capitán al cielo de Berlín es la última que ha ganado el Barça. Y también la última que vivió Johan Cruyff.

Desde entonces, anda nostálgico el barcelonismo aferrado a su superioridad en la Liga pero obsesionado con los dos grandes patinazos en los dos años de Valverde.

En Anfield, antes de enfrentar al Liverpool, recuerdo al presidente mentando a la Roma. Como una herida tatuada en su piel imposible de borrar. A ese dolor se sumó el del córner del Liverpool. Y en la final de Copa, Valverde empezaba a caducar.

Se emociona Quique Setién en su presentación. "Ni en mis mejores sueños hubiera podido imaginarme estar aquí", confiesa el cántabro. "Cuida el juego, el estilo, es un técnico de los que nos gusta", dice el presidente tras ser rechazado por Xavi y por Koeman. El estilo del que hablan es el de Johan. Pero…, ¿qué diría Cruyff de este estilo de hacer las cosas?