¡Alegría! Siempre nos quedará 'Mujercitas'

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Lucía Lijtmaer

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Como aquel escritor que ya solo hablaba de amor, algunas ya sólo hablamos de 'Mujercitas'. Todas las dudas ante la adaptación de un clásico que a veces ha salido mejor parado que otras -la versión de 1933 es quizás, la más interesante de las anteriores-, quedan pulverizadas con una película emotiva y brillante que palpita, que chorrea belleza por todas partes, que te hace querer quedarte a vivir en ella.

Ojalá poder pensar en esta versión de 'Mujercitas' sin tener que escribir los desplantes que se le han hecho de momento. Su directora Greta Gerwig no fue nominada a los Globos de Oro, antesala de los premios Oscar, en la categoría de dirección. Y lo que es más sorprendente: tampoco fue nominada a la categoría de mejor guion, pese a haber generado uno de los guiones más inteligentes del año, con dinámicos saltos temporales y una narrativa interna que incluye la mezcla entre realidad y ficción, generando así una astuta manera de introducir el feminismo contemporáneo a un libro del siglo XIX sin que resulte falso o forzado.

Es sorprendente que no fuera nominada a los Globos de Oro, antesala de los Oscar

Quizás Gerwig anticipó todo esto, no hay que descartarlo: como comenta uno de los personajes, la posibilidad de ser considerada una artista por derecho propio no deja mucho lugar a las mujeres -¿en el siglo XIX?-, y de ejemplo se pone a las hermanas Brönte. Sólo están ellas, se dice.

Pero la película define y redefine el gran lema universal: la dificultad, el sufrimiento (¡y la pobreza!) que es propia de una vida dedicada al arte. Introduce el amor y la familia como bálsamo y da pistas sobre uno de los grandes temas contemporáneos: la conciencia de que las experiencias femeninas no son tomadas como experiencias colectivas por defecto, y que la necesidad de reclamarlas como tales existe y es una tarea ardua. Lo que no esperaba, en este presente, a veces tan cínico, es que pudiera ser tan bella. La celebración de que esta película permanecerá, que ya está hecha, que no puede ser borrada, queda para nuestro disfrute y para nuestro futuro.