Justicia de infarto

Manuel Marchena, Oriol Junqueras, Josep Lluís Trapero y Xavier Melero.

Manuel Marchena, Oriol Junqueras, Josep Lluís Trapero y Xavier Melero. / periodico

Imma Lucas

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Vivimos unas jornadas con una justicia de infarto difícil de digerir y, evidentemente, sin precedentes. Se pronuncia contra Quim Torra la Junta Electoral Central para que sea inhabilitado por no descolgar lazos amarillos del balcón de la Generalitat, contra Oriol Junqueras el Tribunal Supremo que defiende la inhabilitación, el Tribunal de Justicia Europeo que primero da el toque en contra de la inhabilitación, después el Supremo de nuevo responde y Europa confirma: Junqueras no será eurodiputado.

ERC pierde, o gana políticamente, no lo sabremos hasta que tengamos elecciones autonómicas, pero lo que sí que está claro es que el lío judicial en el que vivimos desde hace dos años, gracias eso sí a nefastas acciones políticas por parte de todos, se sostendrá en el tiempo, y, si en unos años se reconocen las malas actuaciones judiciales contra los líderes independentistas dará bastante igual. El tiempo perdido entre rejas no va a volver y la causa por la que están ahí -la independencia- difícilmente la van a conseguir en la presente década. El daño personal ya estará hecho. Ironías de la vida, de la justicia, o de la inoperancia de la justicia que por dos personas hacer lo mismo una esté entre rejas -Oriol Junqueras- y la otra se vaya de rositas -<strong>Carles Puigdemont</strong>-. Bien entienden los convergentes o postconvergentes lo de irse de rositas, bien sea por actuaciones políticas o por supuestas tramas de corrupción que están o siguen bajo investigación. La justicia que este viernes ha parecido de infarto es bien lenta en muchos casos. Queda claro, no obstante, que Europa reconoce en este caso la legitimidad procesal de España como estado miembro. Queda claro también que Junqueras está en su pleno derecho de recurrir como va a hacer.

Pero, a juzgar por lo que está pasando, más le hubiese valido la pena al líder de Esquerra tirar la piedra y huir como hizo Puigdemont, en lugar de ocupar la celda 47. Se equivocó, sí, pero la responsabilidad política también dice mucho de la persona y los errores cometidos bien los está pagando Junqueras. Igual que a Junqueras también le toca a Torra la vía de la inhabilitación, pero sin sentencia firme, en este último caso, está claro que Torra va a seguir presidiendo la Generalitat, mal que pese al PP que se pasa de frenada tildando al president de “usurpador” porque de ser activista político y luchar única y exclusivamente por su causa a usurpar poder va un trecho. Los resultados hay que respetarlos y parece que al PP le cuesta, así le va por el Parlament. Veremos en los próximos meses como, tras decisiones judiciales y también políticas, se van a medir mucho las fuerzas entre ERC y Junts per Catalunya, y los tiempos de cara a las próximas elecciones. La calculadora en Catalunya, una vez hay presidente en la Moncloa, ya está en marcha. Bien haríamos todos en empezar a separar la vía política de la judicial porque si no todo va a seguir siendo un lio difícil de resolver. Eso sí, hay campañas que se cocerán en despachos y, otras, entre rejas.