IDEAS

Epifanía en Corfú

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Xavier Bru de Sala

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Dado que las pulsiones patrias tienden a devenir pétreas, como comprobamos de nuevo en estos días, no hay mejor regalo de Reyes a favor de la tolerancia y la determinación aliñada con las esencias del buen gusto que la serie 'Los Durrell' de la cadena ITV, disponible en la plataforma Filmin / Filmincat (sin la cual la oferta cultural cinematográfica y televisiva se vería arrasada por la del entretenimiento).

Aunque poco leído hoy, además de muy mal traducido por Pedrolo, Lawrence Durrell es uno de los grandes del siglo XX. 'El cuarteto de Alejandría' y 'El quinteto de Avignon', cerca de donde fue a parar y acurrucarse el gran amigo de Henry Miller (la correspondencia entre los cuales, de 1935 a 1980, es tan accesible como fascinante) son dos monumentos imprescindibles. Durrell es uno de los casos más flagrantes entre los injustos olvidados por los afanes lucrativos de la vorágine de las novedades que entierra los clásicos.

No hay mejor regalo de Reyes a favor de la tolerancia aliñada con las esencias del buen gusto que la serie 'Los Durrell'

Pero no es la literatura del gran Durrell sino la mucho más modesta, aunque deliciosa obra del pequeño de los cuatro hermanos, el adorable Gerald, el naturalista precursor del amor a los animales, la que inspira esta serie. Viuda de militar con pensión insuficiente, la señora Durrell tomó la heroica decisión de trasladarse a Corfú (en los años 30 un paradisíaco e ignoto culo del mundo) para tratar de sobrevivir. A los que no conozcan esta isla, es necesario confirmarles que todas las maravillas humanas o naturales que se verbalizan y se describen son tan ciertas que aun se quedan cortas.

Corfú era, es, la más preciosa y poblada por gente más hospitalaria de las islas jónicas, por fortuna sometidas durante siglos al benefactor yugo veneciano. Al contrario que las demasiado tiempo turcas e injustamente mitificadas islas del Egeo, ásperas y ventosas, donde los turistas solo disimulan el sufrimiento.

Sin embargo, el interés de la serie es humano, emocional, ideológico. Una lección de cómo trabajar el propio camino más allá de las convenciones, a base de tenacidad, de respeto, de flexibilidad, de ironía. Hay que saborearla si se quiere aprender.