Opinión | Editorial

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Menos muertes en las carreteras

Uno los vehículos implicados en un accidente causado por un kamikaze en la A-7 a la altura de la localidad alicantina de Tibi, el 19 de diciembre

Uno los vehículos implicados en un accidente causado por un kamikaze en la A-7 a la altura de la localidad alicantina de Tibi, el 19 de diciembre / periodico

Tanto las cifras que recogen los accidentes mortales como las de víctimas que fallecieron en la carretera muestran que el año 2019 <strong>se salda con un balance relativamente positivo,</strong> en comparación con otros periodos. Un 11,4% menos que en 2018, y un 30,5% menos en relación a 2010. La noticia negativa está en el aumento de motoristas que murieron (un 7% más que en 2018) y también en el de ciclistas (que pasaron de 2 a 9). Aunque el porcentaje global ha descendido, parece aún lejos del horizonte fijado por la Unión Europea: rebajar a la mitad, en 2020, los siniestros y las víctimas mortales en relación a los de hace diez años.

El propio director del Servei Català de Trànsit reconoce un «estancamiento en el descenso de víctimas», que atribuye a las causas habituales, centradas todas en el factor humano: el exceso de velocidad, el consumo de alcohol y drogas y las distracciones, cada vez más comunes, provocadas por el uso del móvil. Justamente en este punto ha incidido la última campaña de prevención –'Cuando conduzcas, aparca el móvil'–, porque en uno de cada cuatro accidentes ha intervenido la utilización imprudente del teléfono.

Más allá de la legislación, que se ha ido endureciendo,<strong> de la reducción de la velocidad máxima en carreteras convencionales</strong> y de los progresivos cambios tecnológicos, que aumentan la seguridad de los vehículos, los intentos de sensibilización de las instituciones han conseguido que la ciudadanía sea mucho más consciente de los peligros de la carretera, ya sea a través de duras imágenes o de mensajes con sentido.

Todos sabemos que el utópico objetivo de víctimas cero es un imposible, pero el descenso continuado de accidentes mortales es un acicate para incidir todavía más en la responsabilidad que hemos de tener al volante. Una auténtica obligación que nos atañe a todos. La coerción, las multas y la vigilancia son instrumentos útiles e imprescindibles, pero es necesario también aumentar la prevención para que vayan cambiando hábitos y actitudes, especialmente en aquellos casos en los que las estadísticas siguen siendo dramáticamente negativas.