LA INVESTIDURA

Es la política, estúpidos

Cuando parece que se afronta el déficit crónico de política, la Junta Electoral toma una controvertida decisión que ofrece un salvavidas al naufragio de Torra

Los líderes de PSOE y Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el 30 de diciembre, día en que firmaron su pacto de Gobierno.

Los líderes de PSOE y Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el 30 de diciembre, día en que firmaron su pacto de Gobierno. / periodico

Rafael Jorba

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James Carville, estratega de Bill Clinton en las presidenciales de 1992, acuñó una frase que hizo fortuna para dar la vuelta a unos sondeos favorables a la reelección de George H. W. Bush: "Es la economía, estúpido" ("'The economy, stupid'"). En España, el primer problema que impide afrontar los retos de futuro es un déficit crónico de política. Ante la sesión de investidura que se abre en el Congreso, me atrevo a adaptar aquella sentencia de Carville a nuestra hora presente y decirles a sus señorías, de manera educada: "Es la política, estúpidos".

La aritmética parlamentaria, expresión de la voluntad soberana de los ciudadanos, ha obligado a explorar en España la cultura de la coaliciónPedro Sánchez ha tenido que acudir a la investidura tras sellar un pacto de Gobierno con Pablo Iglesias por el que Podemos abraza un programa de corte socialdemócrata: "El Gobierno impulsará políticas sociales y nuevos derechos con arreglo a los acuerdos de responsabilidad fiscal de España con Europa". Iglesias ha hecho suya el alma reformista de Tsipras frente a la rupturista de Varoufakis.

En la cuestión catalana, el precio de la abstención de <strong>ERC</strong> es la aceptación de la "naturaleza política" del conflicto y de la necesidad de encauzarlo "mediante el diálogo, la negociación y el acuerdo, superando la judicialización del mismo". La novedad es la creación de una mesa bilateral de diálogo, que se coordinará con la Comisión Generalitat-Estado, ya prevista en el Estatut, y la Taula de Partits del Parlament. Un aviso para navegantes sin brújula: la mesa tiene también amparo estatutario y, por tanto, constitucional: "La Generalitat y el Estado, en el ámbito de las competencias respectivas, pueden suscribir convenios de colaboración y hacer uso de los otros medios de colaboración que consideren adecuados para cumplir los objetivos de interés común" (artículo 175.1 del Estatut).

La cuestión más polémica, como se comprobará en el debate parlamentario, es la afirmación de que las medidas que se acuerden serán sometidas "a la validación democrática a través de consulta a la ciudadanía de Catalunya, de acuerdo con los mecanismos previstos o que puedan preverse en el marco del sistema jurídico-político". Las medidas previstas son el referéndum, como culminación de una reforma estatutaria, o una modificación constitucional. En el primero de los casos, al tratarse de una ley orgánica, se precisaría de la mayoría absoluta del Congreso y, en el segundo, de mayorías aún más cualificadas.

La ruptura de España, de la que las tres derechas harán bandera en el debate, no estará en la agenda de un Gobierno que, de constituirse, trabajo tendrá para aprobar presupuestos y modificar leyes orgánicas. Sánchez, de salir investido, solo tendrá un triunfo en sus manos: haber superado el déficit de política que bloqueaba la gobernabilidad española. Anoche, la Junta Electoral Central, en una controvertida decisión -siete votos a favor y seis en contra-, abrió la puerta a la destitución del ‘president’ Torra. Un salvavidas cuando naufragaba. “Es la política, estúpidos”.