La aventura de crecer

Nuestras 'Mujercitas'

El clásico ahora se refresca la cara y vuelve, con la frente alta y la voz clara, a decir que el mundo es tuyo, sé lo que quieras ser

Estampa familiar de la última 'Mujercitas'.

Estampa familiar de la última 'Mujercitas'. / periodico

Mónica Vázquez

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Nuevos tiempos no siempre necesitan de nuevas historias, pero sí de nuevas maneras de contarlas. El mundo ha cambiado porque nosotros hemos cambiado, y traemos nuevas formas de expresar quienes somos y qué buscamos. Pero algunas guerras perduran, y sus trincheras se clavan, profundas, sangrando durante siglos, y de la nostalgia, aunque a veces peligrosa, podemos sacar herramientas de futuro. Podemos aprender a mirar mejor todos aquellos paisajes que nos enseñaron a andar y que nos inspiraron a comenzar a forjar nuestro camino. Podemos mejorarlos, dibujarlos de nuevo, y cambiar el rumbo si hace falta.

'Mujercitas' es una película que marcó la infancia de millones de personas, renovándose generación tras generación, negándose a desaparecer en el olvido, manteniendo vivo el espíritu del libro que las trajo al mundo de mano de <strong>Louisa May Alcott</strong> en 1868. Parece una licencia poética de la historia que justo antes de terminar una década de cambios y revoluciones que llevábamos mucho tiempo necesitando, llegue <strong>una versión más del clásico</strong> -la cuarta y mejor valorada por público y crítica- para recordarnos la aventura que fue, es y siempre será, crecer. Pasar de niña a mujer; esa peligrosa odisea irisada de mil vórtices que conspiran para atraparte en un pálido reflejo de lo que podrías ser.

Las hermanas March han vuelto a la gran pantalla con la ayuda de<strong> Greta Gerwig</strong> y, capitaneadas por Saoirse Ronan en el papel de Jo, traen de nuevo las alegrías y miserias de cuatro hermanas que luchan por encontrar su lugar en el mundo, enfrentándose a una realidad que no cuenta con ellas, negándose a ser un juguete de la sociedad. Alcott nos regaló una historia que azuzaría la imaginación de incontables niñas durante generaciones, armándolas para la guerra lenta y asfixiante del machismo. Y ahora se refresca la cara y vuelve, con la frente alta y la voz clara, a decir, con aires de mañana, lo que siempre dijo y aún necesitamos oír: que el mundo es tuyo, niña, ve a por él y sé lo que quieras ser. Sé fuerte, y no tengas miedo porque, venga lo que venga: puedes.