Dos miradas

Contador a cero

Se lleva el recuento de los asesinatos machistas, pero estos solo son la trágica punta del iceberg

Protesta contra loa asesinatos machistas frente al Ayuntamiento de València.

Protesta contra loa asesinatos machistas frente al Ayuntamiento de València. / MIGUEL LORENZO

Emma Riverola

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Empieza el 2020 y el contador de la violencia machista se pone a cero. Siempre da aprensión escribir en estos términos, la lúgubre realidad tiene prisa por dejar obsoleta la estadística. Se lleva el recuento de los asesinatos, pero estos solo son la trágica punta del iceberg. Bajo la superficie de las cifras oficiales, hay una multitud de mujeres que sobreviven con el miedo pegado a su piel. Algunas ya saben lo que es el dolor físico, otras aún están atrapadas en los interrogantes: ¿Dónde acaba el amor? ¿Soy yo la culpable? ¿Son celos o es maltrato?

Muy cerca de nosotros es posible que haya una mujer enredada en estas preguntas. Sabemos que hay hombres que matan a las mujeres que creen suyas. Como sociedad, mayoritariamente, lo condenamos. Otra cosa es que seamos plenamente conscientes de la proximidad de la violencia machista. Y que el maltratador puede ser un compañero de trabajo, un familiar, un amigo, un hijo... Es terrible, pero es real. Y solo podemos abrir los ojos, los oídos, todos los sentidos para tratar de descubrirlo. A ellas debemos rescatarlas del infierno. A ellos, de un machismo asesino.