ANÁLISIS

El lado oscuro

Pedro Sánchez

Pedro Sánchez / periodico

Crsitina Pardo

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El presidente del Gobierno en funciones, aprovechando la distracción navideña que nos proporcionan a todos la familia, los amigos, los regalos, las comidas y las cenas, está menospreciando a los ciudadanos con su desaparición y su oscurantismo. Pedro Sánchez decidió no comparecer, como viene siendo habitual desde hace mucho tiempo por parte de sus predecesores en el cargo, para hacer balance del año tras el último Consejo de Ministros.

Cualquiera diría que no ha encontrado para vender en su gestión más pros que contras... Veníamos ya de declaraciones ante la prensa en la que imponía un máximo de dos preguntas. Qué tiempos aquellos en los que Sánchez se mofaba de Mariano Rajoy, porque le conocían como “el del plasma”. Es una falta de respeto de dimensiones colosales. No con los periodistas, que también, sino con los ciudadanos. No nos cuentan nada. No sabemos qué truco de magia se le hizo emplear al Rey para que salieran las cuentas y poder designar así candidato a la presidencia a un dirigente que no tenía en ese momento los apoyos suficientes garantizados. No tenemos ni idea de qué están pactando Sánchez y Pablo Iglesias para conseguir el voto de los demás. El papel que se hizo público el día del abrazo entre ambos líderes contiene una serie de generalidades que no rechazarían ni los más temerarios de nuestros políticos.

Ignoramos qué se está negociando con ERC. El líder del PSOE tampoco ha considerado oportuno dar la cara para explicarles a los ciudadanos por qué prometió una cosa en campaña, que no negociaría con los independentistas, y ahora está haciendo otra. Me parece un insulto a la inteligencia actuar como si los votantes te hubieran dado un cheque en blanco. Lo que se nos está dando a entender es que se mantienen las conversaciones con el partido republicano, a pesar de que aparentemente no han rebajado ninguna de sus exigencias. Nadie ha considerado conveniente aclarar si se va a retorcer a la Abogacía del Estado a cambio de una abstención. Tampoco sabemos por qué no se han pronunciado ya sobre la excarcelación de Oriol Junqueras. ¿Están los abogados de vacaciones navideñas o es que hay una discordancia entre lo que se debería hacer y lo que se proponen hacer y de ahí la demora?

Sánchez va camino de consolidarse como una potentísima máquina de generar inquietud, cuando de lo que se trata es de proporcionar certidumbres. De eso se ha tratado siempre. En definitiva, que no sabemos dónde estamos ni a dónde vamos. Ni siquiera sabemos con quién y mucho menos en qué condiciones. Sabemos que no rechistamos y que en los ciudadanos no está pensando absolutamente nadie. En su libro ‘Memorias de un ministro de Alfonso XIII’, Alcalá Zamora cuenta que en 1910 el presidente se disponía a hacer una crisis de gobierno. A la hora de justificar su decisión, a los ministros salientes se limitó a explicarles que un amigo le había preguntado lo siguiente: “¿Te atreves a subir la cuesta de enero con esos pencos?”. Y en esas estamos. Feliz 2020.