Dos miradas

Las aguas de Torra

Viendo la emoción de Quim Torra en la hipérbole nacionalista del concierto de Sant Esteve del Orfeó Català es fácil comprender que se sentía como pez en el agua

Captura de TV-3 del concierto de Sant Esteve.

Captura de TV-3 del concierto de Sant Esteve. / TV-3

Emma Riverola

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El concierto de Sant Esteve del Orfeó Català ha vestido de nuevo el Palau de la Música de una hipérbole nacionalista: ‘estelades’ a granel y gritos a favor de la independencia. Poco que decir. El Orfeó es una entidad privada y sus acólitos deciden cómo se presentan en sociedad. Viendo la emoción de Quim Torra es fácil comprender que se sentía como pez en el agua. Y quizá este es el problema.

A Jordi Pujol hay mucho que reprocharle, pero es innegable su capacidad para recorrer Catalunya palmo a palmo durante su presidencia. Aquí una caricia a un niño, allí un discurso y más allá una regañina. Pujol tenía medido el territorio y también las múltiples querencias de sus habitantes. Por ello, dedicó sus esfuerzos al adoctrinamiento nacionalista y reservó el aventurismo a cuestiones personales. Son muchos los que han crecido sintiendo que España es un accidente y la independencia de Catalunya, una realidad emocional. Si el escenario se contempla de ratafía en ratafía, es fácil confundir la parte por el todo. Pero hay más aguas en Catalunya. El discurso de Torra -y el de tantos- no resistiría zambullirse en ellas.