Gestión turística: decidiendo nuestro futuro

La necesidad de trabajar para construir un destino turístico basado en la excelencia y la calidad es un hito donde confluimos la mayoría de los actores implicados en esta materia, reconociendo los ejes principales que deben ser abordados en diferentes ámbitos, como la movilidad, el urbanismo, la promoción, el tratamiento de la ilegalidad, la seguridad, el civismo o la sostenibilidad.

Sin entrar a valorar el detalle de cada una de las medidas adoptadas hasta el momento, sí parece oportuno llamar la atención de todos los protagonistas implicados en la ordenación de una de las principales industrias del país sobre las consecuencias que cada una de las decisiones que se tomen ahora podrán tener en nuestro futuro.

Obviamente, esto no quiere decir dejar de actuar o gestionar. Pero sí parece pertinente entender que el abordaje individual que se haga sobre cada uno de estos ámbitos debe ser atendiendo un planteamiento estratégico global, que tenga como prioridad la consecución cualitativa y cómo podrán condicionar el futuro.

El PEUAT de Barcelona

Al respecto, hemos sido testigos de actuaciones de diferente índole llevadas a cabo ahora y que han tenido como objetivo incidir en la gestión turística. Como por ejemplo en Barcelona, donde la aplicación del PEUAT ha sido ejemplo de una medida tomada sin el consiguiente proceso reflexivo en torno a las derivadas que comportará y que, si no son oportunamente corregidas, tendrán una importante afectación sobre la calidad turística de la capital catalana e, incluso, sobre su entorno metropolitano.

En este contexto, nos encontramos a la espera (¡desde hace cuatro años!) de la publicación de un nuevo decreto de reglamento de turismo de Catalunya (¡que recoge propuestas de hace cuatro años!), sobre el que venimos advirtiendo (¡desde hace cuatro años!) que, en lugar de ayudar a solucionar los problemas de convivencia que hemos vivido durante los últimos años, especialmente destacados en la ciudad de Barcelona, las medidas que propone ayudarán a agravarlos.

En este sentido, la incorporación de los 'hogares compartidos' conlleva un peligro real para la calidad y la excelencia turística de nuestro destino. En realidad, no resolverá (y posiblemente, empeorará) una de las máximas preocupaciones del sector, como es la creciente oferta turística ilegal vinculada al alojamiento turístico.

Del mismo modo, generará una afectación negativa directa sobre el acceso a la vivienda, uno de los principales problemas que sufre nuestro país.

Propuesta incorrecta

Y esto se debe a que la actual propuesta de la Generalitat de Catalunya no contempla unos parámetros suficientemente exigentes para garantizar la gestión y el control de esta nueva modalidad, en aspectos de su fiscalidad, de sus parámetros de seguridad, de las condiciones laborales y de la capacidad inspectora.

Es importante, pues, que tengamos la habilidad de priorizar nuestra capacidad para decidir cuál es el futuro que queremos para la industria turística de nuestro destino. La gestión y el orden de la actividad de forma razonada nos deben permitir garantizar el correcto desarrollo de la misma, con un retorno aún más cualitativo, positivo e importante para todos.