LA CLAVE

¿Quién se acuerda de Millet?

Hoy, más de diez años después de haberse descubierto el expolio del Palau de la Música, mientras el Orfeó ayuda a convertir el concierto de Sant Esteve en una demostración independentista, los saqueadores siguen en casa

Captura de TV-3 del concierto de Sant Esteve.

Captura de TV-3 del concierto de Sant Esteve. / TV-3

LUIS MAURI

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Sabemos mucho antes de que los turrones se anunciaran por televisión que la Navidad es tiempo de reencuentro. De regreso al hogar, a la raíz. Las celebraciones con familiares, amigos y compañeros se prodigan, y pese a la mala fama que arrastran los cuñados, el modelo social se perpetúa hasta el infinito. Ad nauseam, dirán los escépticos más engolados.

Ah, los cuñados, qué fenomenal paradigma de hipocresía colectiva. La impostura es un estado de la mente desde mucho antes de la invención de la barra de bar global. ¿Quién no es cuñado? Como apunta con agudeza el colega Josep Martí Blanch, del cuñado que eres tú mismo no hay escapatoria posible. ¡Estás jodido!

O sea, que toca volver a casa por Navidad. Hay quienes viven tan lejos que el regreso se les antoja homérico. Otros, por el contrario, no tienen que volver, ya suponga el retorno gozo, agobio o fatiga. Son los que nunca partieron.

Entre los que no se han alejado del hogar están los mayores saqueadores del Palau de la Música: Fèlix Millet, Jordi Montull, su hija Gemma Daniel Osàcar, extesorero de CDC, la matriz del PDECat JxCat, a cuyas ubres amorrados crecieron Mas Puigdemont. Entre el 2000 y el 2009, los cuatro prinmeros desvalijaron las arcas de la institución cultural: 30 millones de euros. A veces, repetir un dato es una necesidad imperiosa: 30 millones, uno detrás de otro.

Catálogo de corrupción

Los ladrones fueron descubiertos en el 2009 y condenados en el 2018 a penas de prisión que suman 26 años por malversación de caudales públicos, apropiación indebida, falsedad en documento mercantil, falsedad contable, tráfico de influencias, blanqueo de capitales..., un catálogo completo de delitos de corrupción cometidos moviendo fondos entre el Palau de la Música y el Orfeó Català.

Hoy, más de diez años después de haberse descubierto el expolio, mientras el Orfeó ayuda a transformar el tradicional concierto de Sant Esteve en el Palau en una demostración independentista, los saqueadores siguen en casa, esperando a que el Tribunal Supremo decida sobre sus apelaciones. Entre tanto, disfrutan de la Navidad o la sufren, con cuñados o sin ellos, qué más da. La vida tiene estos bucles.