Dinero difícil

¿Quiénes son los ricos?

Polémicas entre socios de gobierno para decidir cuáles son las rentas altas

Pere Aragonès y Quim Torra

Pere Aragonès y Quim Torra

Albert Sáez

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El cuñadismo. Hasta ahí, todo el mundo de acuerdo. El problema lo tienen los políticos cuando tienen que definir quiénes son los ricos. ¿Los que heredan? ¿Los que acumulan patrimonio? ¿Los que ganan mejores sueldos? La realidad es que la riqueza es un concepto más relativo que absoluto. Cuando el salario mínimo interprofesional no llega a 1.000 euros, ganar 100.000 euros al año, diga lo que diga Pliar Rahola, hace que se considere rica a una persona. Aunque también es cierto que, alguien puede tener unos ingresos reales equivalentes, pero pagar menos impuestos al tributar por sociedades y no por las rentas del trabajo. La cosa aún se complica más si ponemos en la ecuación el 25% de la economía que está sumergida al fisco. De manera que satisfacer al cuñadismo.

El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha llegado a un acuerdo  -y con mala cara desde Junts per Catalunya- para subir el IRPF y el Impuesto de Sucesiones en los próximos presupuestos si se logran aprobar. La frontera de los ricos la han puesto en 90.000 euros al año que vienen a ser 4.500 euros netos al mes. Una pareja de asalariados de este nivel sumarían los 9.000. Se calcula que la medida afectará a unas 50.000 personas en toda Catalunya. Viendo los coches que circulan por las carreteras, es fácil imaginar que hay más de 50.000 personas que tienen una renta disponible superior a la que ha fijado esta reforma. Localizados los primeros 50.000 ricos, el Govern deberá seguir buscando, entre otras cosas porque  el incremento de la recaudación previsto con la nueva tarifa es solo de 543 millones de euros. Mientras, entre el PSOE y Podemos también hay sus más y sus menos como ha explicado Gemma Robles. En los presupuestos fallidos de la primavera pasada, acordaron que los ricos lo eran a partir de 130.000 euros al año, pero en su programa electoral los de Pablo Iglesias pusieron la frontera en los 60.000. 

Las administraciones necesitan recaudar más porque la zona euro no admite incrementar el déficit. Subir los impuestos no es la única manera de conseguirlo, pero si la más fiable. En paralelo, deberían proponerse aumentar los salarios, que es la base sobre la que se calcula el impuesto de la renta. Y también tener en cuenta el desequilibrio territorial. El coste de la vida entre comunidades autónomas puede llegar a tener un diferencial del 43%, de manera que el impacto de la fiscalidad sobre la renta disponible es mayor que el diferencial en la renta per capita. Tienen razón los que dicen que los impuestos los pagan las personas y no los territorios. Pero las personas viven en los territorios y pagan precios distintos por los mismos bienes. De igual manera que las administraciones pagan también precios distintos por los mismos servicios. Los partidarios de la uniformidad se olvidan siempre de los precios. De manera que cada día es más difícil definir a un rico. A no ser que nos apuntemos al relativismo del cuñadismo: es rico el que tiene más que yo. Por eso Rahola ve tan pocos ricos a su alrededor.