análisis

Messi y Klopp, la trinidad tiene solo dos dioses

Superando al resultadismo y al forofismo Messi y Klopp encarnan la perfección posible en este mundo.

kolpp Messi

kolpp Messi / periodico

Antonio Bigatà

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ya no creo casi en nada pero hago una excepción con el Juicio Final. Lo habrá, seguro. Para algunos será tan duro como las entradas de Sergio Ramos y tan doloroso como algunas decisiones del VAR, de modo que valdrá la pena. Por lo que a mí respecta, cuando me toque el turno pediré perdón por mis pecados argumentando que pese a ellos fui un hombre de fe y tuve la virtud de creer que Messi y Klopp estaban por encima de todas las demás cosas.

Si el juicio es justo y el presidente del tribunal no es español (es decir, no empieza a juzgar hasta que conoce la respuesta a sus preguntas previas sobre si tiene derecho o no a hacerlo) me absolverán. Considerarán faltas menores haber considerado que lo mejor de la vida terrenal era ver el fútbol organizado por Pep Guardiola  así como mi mala intención al desvelar que Messi ya ha iniciado el declive aunque todavía continúe siendo el mejor jugador del mundo.

Adelantarse al juicio final

Pero como el fútbol no son sólo los futbolistas (considero tontos a los que ignoran lo mucho que pesan en este arte/espectáculo/placer los árbitros, los aficionados, la pasión por los colores, la técnica, el negocio, etcétera) hay que anticiparse al Juicio Final y empezar a decir en voz alta que hoy en día lo mejor de lo mejor son conjuntamente Messi y Klopp, plato y cocina, piernas y cerebro, habilidad en la yerba y reflexión en el banquillo. Superando al  resultadismo y al forofismo ellos dos encarnan la perfección posible en este mundo. Lo del argentino se sabe desde hace mucho tiempo, pero la maestría del jugador de ajedrez alemán con gorra aplicada al fútbol todavía no ha sido suficientemente cantada. 

La otra noche, en campo del Leicester, en un pulso entre el segundo y el primero de la Premier, Klopp diseñó una goleada rotunda para campo contrario que anticipase ya su  victoria final en el campeonato británico. La ejecutó con una sinfonía de velocidad continua, ramalazos artísticos de fuerza bien aplicada, colocación impecable de las piezas del reloj, voluntad indesmayable de victoria y astucia táctica infinita.

Las estrellas de Klopp trabajan como magníficos obreros, mientras los obreros de Kloop lucen con el balón en los pies como rutilantes estrellas. Ha conseguido que con él todos y cada uno de sus jugadores hayan mejorado individual y colectivamente, que sean mejores en actitud y práctica, y que valgan más (en todos los sentidos). Supera a nuestros Pep y Valverde en que trabaja con materia prima que antes de pasar por sus manos eran (salvo quizas Virgil Van Dijk) simplemente buenos o muy buenos, y que ahora, rehechos por él, no sólo están puesto a puesto entre los mejores del mundo sino que Van Dijk ya ha sido reconocido internacionalmente -pese a ser eso aparentemente menor que son los defensas-  digno de codearse con Messi en el podio de la máxima calidad global que pueden encerrar dos piernas y una cabeza .

Cuando los ingleses se compraron simultáneamente a Guardiola y Mourinho para disfrutar desde Manchester  las sensaciones extrasensoriales que habíamos vivido en España con sus Barça-Madrid, todos envidiamos aquel inmenso poder adquisitivo. Cuando después en las islas corrigieron el tiro porque vieron que el verdadero choque con ribetes de Godzilla/King Kong se había librado sin alharacas en Alemania con Pep Klopp repitieron la jugada enfrentando en su corral a los dos monstruos más inmensos de verdad. Acertaron.

Pinta mal para Pep

Hoy el mundo sabe que Mourinho era sólo una falsa apariencia de calidad (incluso como hombre, por lo que le hemos visto hacer) y que la escalera de color más brillante tiene como ases indiscutibles a Pep y Klopp. Lo del año pasado, el ensayo, ya fue un choque terrible terrible y acabó con una especie de empate.

Pero lo de esta temporada pinta mal para Guardiola, que encima lleva clavado en la espalda el puñal de la dura realidad: su propio estilo ofensivo está siendo mejorado por Klopp, que se inventa a sus propios jugadores y además ya ha ganado una Champions sin disponer de Messi, a pelo, cuando él, Pep, únicamente pudo conseguirla cuando tenía al argentino en su equipo.  En cualquier caso ésto es el presente, porque hay futuro por delante para que veamos que va pasando en el mundo.