IDEAS

Siete virtudes de 'Cats'

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cats / periodico

Josep Maria Pou

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He visto 'Cats' y he sobrevivido. Toda una hazaña. He tenido que superar un cierto repelús –el mismo que me produjo 'Avatar' en su día– para enfrentarme a esas figuras antropomorfas. El recuerdo de la emoción que me produjo ver el musical en un teatro de Londres en 1981 ha sido lo que me ha guiado hasta el cine. Pero a estas alturas de mi vida ya debería saber, ingenuo de mí, que buscar, repetida, una emoción de hace años es, por definición, decepcionante. Primero porque "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos", y segundo, porque "hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad". Y así he descubierto que lo que en el teatro era pura visión estilizada de la vida gatuna, recreación artística fruto del talento indiscutible de músicos, cantantes, bailarines, coreógrafos, etcétera, es ahora, en el cine, una insólita mezcla de rostros humanos, dígitos binarios, plantillas, 'layers' y otras zarandajas de ordenador (¡esos cuerpos que parecen almohadones, esa entrepierna ni carne ni pescado, esos ocho pelos tiesos en la cara de Judi Dench!) que acaban por producir más angustia que deleite, más pasmo que diversión.

Me obligo a encontrarle siete virtudes a la película, aunque solo sea para mantener viva mi afición al musical

como siete dicen que son las vidas del gato, así me obligo yo ahora a encontrarle siete virtudes a la película, aunque solo sea para seguir manteniendo viva mi afición al musical. Allá voy:

1) Ian McKellen, viejo gato del teatro, derrochando humanidad aun disfrazado de lo que sea.

2) Las miradas de Judi Dench, sobre todo la que le dirige, en un silencio impresionante, a la gata Grizabella en mitad del popular 'Memory'.

3) Jennifer Hudson, 'of course'. Tan genial como en 'Dreamgirls'.

4) La secuencia entera del gato del tren, el momento más entretenido de la película.

5) La gata Victoria –Francesca Hayward-. ¡Una belleza!

6) La aportación de una banda sonora con nuevas versiones de la popular partitura.

7) La curiosidad que puede llegar a despertar por 'Old Possum’s Book of Practical Cats' el poemario de T.S. Elliot que dio origen al espectáculo.

Contad si están las siete y ya está hecho.