Primeros auxilios en clase

Hace unos días un niño gaditano de 12 años recibió a manos del ministro de Interior una medalla al mérito de Protección Civil por haber salvado la vida a un futbolista del equipo rival que se había desplomado después de un golpe en la cabeza. Lo que suele ocurrir en casos así es que la mayoría nos quedamos parados, como bloqueados, sin saber qué hacer. Ese niño atendió inmediatamente al jugador girando su cuerpo y sacándole la lengua para evitar que se asfixiara. Cuando le preguntaron cómo sabía de qué manera debía actuar, respondió que se lo había visto hacer a un jugador de primera división en televisión y que se había quedado con ello.

Muchos de nosotros hemos vivido alguna situación inesperada en la que debemos ayudar a alguien que necesita de una inmediata asistencia. Hace unos años, mientras unos amigos almorzábamos en animada conversación, a una se le atragantó una porción de carne y en cuestión de segundos se puso roja y sin poder respirar. Se moría. Un comensal de una mesa contigua se levantó y le practicó la llamada maniobra de Heimlich, gracias a la cual aquella persona pudo expulsar lo que le obstruía.

Vista la eficacia del caso de este niño gaditano, yo me pregunto si no sería conveniente que en la escuela, además de las materias que actualmente se imparten, se enseñara las maniobras básicas para socorrer a alguien que lo necesite. ¿Sabríamos actuar, además de llamar a una ambulancia, si a una persona le da un ataque cardíaco? ¿Sabríamos practicar correctamente el llamado boca a boca para la reanimación de un ahogado? ¿Sería usted capaz de realizar un torniquete en la zona adecuada a alguien que se desangra? Y por último pregunto: ¿Hay algo más importante que salvar la vida de otro ser humano?

Si todos tuviésemos los conocimientos básicos para poder auxiliar a un herido, todos andaríamos más tranquilos ante la posibilidad de que nos ocurriese un percance. A partir del 2020, en el Reino Unido va a ser obligatorio enseñar primeros auxilios en todas las escuelas. Vayamos por el mismo camino y tal vez un día podremos sentirnos orgullosos de haber salvado la vida a otra persona.