Análisis

Los Reyes Magos, una oportunidad educativa

Introducir criterios educativos en los regalos y juguetes y que la infancia lo entienda no es matar la magia; es aprovechar la oportunidad para educar de forma crítica y con conciencia

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Gemma Altell

Gemma Altell

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Año tras año observamos cómo los centros comerciales, los anuncios televisivos y las plataformas digitales inundan nuestras vidas con el objetivo de conseguir que los Reyes Magos reproduzcan el capitalismo feroz y inunden, a su vez, a la infancia de regalos. Cada vez más medimos –erróneamente– el amor a nuestra infancia a partir de la capacidad para envolverlos de objetos materiales que, supuestamente, desean.

La realidad es que la magia de los Reyes Magos (esperemos que también Reinas Magas algún día) no guarda relación ni con la cantidad ni con el precio de los juguetes u otros objetos que encuentran niños y niñas la mañana del 6 de enero; la magia nos remite a cuestiones como hacer una lista de deseos que debe ser necesariamente limitada, a esperar con paciencia a que llegue el día de recibirlos, a portarse bien durante el año, a entender que los Reyes y los camellos llegan cansados y hay que dejarles algo de comer; pero sobre todo tiene que ver con ese momento mágico en el que, después de una noche casi sin dormir, abren una puerta y descubren que los Reyes Magos han pensado específicamente en él o ella y se lo han demostrado con algunos regalos; no importa si son dos o son diez.

A menudo cuando crecemos perdemos la perspectiva de la infancia y nos confundimos. Ni los vínculos profundos, ni las ilusiones ni los aprendizajes se transmiten casi nunca a través de dinero ni de objetos. Así pues debe mos entender este momento del año como un espacio educativo para con la infancia y para con la parentalidad. Tenemos una oportunidad para aprender algunas cosas y transmitir algunos valores que son importantes en el presente y también lo serán en el futuro de este mundo nuestro que debe enfrentarse a muchos riesgos sociales y medio ambientales. Ayudar a nuestras hijas e hijos a limitar las demandas de juguetes en la carta que mandamos a los Reyes; la infancia debe entender que las posibilidades no son infinitas e, incluso, deberían participar de la oportunidad de que otros niños/as tengan también regalos. Me atrevería incluso a decir que no estaría mal transmitirles una mirada crítica acerca de porque en determinados países se reciben más regalos que en otros. La infancia debería ser merecedora igual en cualquier parte del mundo.

Roles de niños y niñas

También acompañarles en la reflexión de qué regalos son elegidos y a cuáles nos induce la publicidad (en términos de género por ejemplo). Disuadir de los juguetes que fomentan la violencia o aquellos que estereotipan roles de niños y niñas. Otra vertiente importante es la medioambiental: la mayoría de juguetes están hechos de plástico y/o envueltos en plástico. Tienen que poder entender, cada cual a su edad, que este es un perjuicio para el planeta, que debemos buscar otro tipo de juguetes, que este es también un criterio para elegirlos.

No nos equivoquemos. Introducir criterios educativos y que la infancia lo entienda no es matar la magia; es aprovechar la oportunidad para educar de forma crítica y con conciencia.