IDEAS

Orgullo posturita

Scarlett Johansson y Adam Driver, en un fotograma de 'Historia de un matrimonio', de Noah Baumbach

Scarlett Johansson y Adam Driver, en un fotograma de 'Historia de un matrimonio', de Noah Baumbach

Lucía Lijtmaer

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Leo con deleite que hay gente a la que le ha gustado 'Historia de un matrimonio'. A mí no. Tampoco me gustó mucho 'Parásitos', y confieso que a ratos 'El irlandés' se me hizo larga. Pero esa no es la cuestión. Se trata únicamente de mi opinión, que, como dice el dicho, la opinión es lo mismo que un culo: todo el mundo tiene. Más o menos fundamentada, no sé si como los traseros, eso sí.

Tampoco me ha sorprendido el debate cultural que se origina alrededor de estas películas, pero sí me ha generado preguntas. ¿Es únicamente porque se exhiben en plataformas 'online' que podemos consumir desde nuestra casa o hay algo que ha variado en nuestra manera de relacionarnos? ¿Por qué el encendido interés en saber de qué parte estás en torno a una película, que, de otra manera, se hubiera mantenido en un plano probablemente menos global?

Sí me resulta extraña la vuelta de tuerca con respecto a ese debate: resulta que, para algunos, está mal que estemos debatiendo en redes al respecto de estas películas. Nos convierte en posturitas, en falsos moldeadores del gusto, en gente que exhibimos nuestro parecer gratuitamente, además, en las redes sociales que tanto nos quitan.

Es evidente que al respecto se han creado grandes estrategias comerciales: ¿por qué si no una saga que se inventó el márketing -'Star wars'- echaría mano del feminismo para poner en marcha una conversación masiva al respecto de una película que, de por sí, ya tenía todo ganado? ¿Es quizás la conversación cultural de masas el mejor termómetro que tenemos en nuestros días?

El cinismo contemporáneo que nos obliga a estar de vuelta de todo nos empuja también en estos días a desechar quizás una de las cosas buenas de la relación 'online' con los demás: la discusión. La próxima vez que manden en uno de esos satélites una representación de los bienes de la humanidad, junto con los latidos de corazón de algún astrofísico enamorado, quizás no estaría de más enviar alguna trifulca en twitter sobre la última película de Noah Baumbach. La discusión cultural nos hace mejores. Y optimistas, incluso.   

TEMAS