Ella se lo pierde

Rainer Maria Rilke fue un gran poeta de adulto, pero como niño no le envidio gran cosa. Su padre era un militar con problemas de salud que acabó trabajando de ferroviario y su madre, que tenía aspiraciones nobiliarias, lo abandonó para instalarse en la corte de Viena; además, lo obligaba a vestirse de niña porque no había superado la muerte de su primogénita. Así que, igual sería por su propia experiencia, pero Rilke acertó de lleno cuando dijo que la verdadera patria es la infancia y que lo que nos ocurre en esos primeros años acaba condicionando el resto de nuestras vidas. Por eso me impactó tanto la confesión tuitera -y posteriormente radiofónica- del escritor Juan Gómez-Jurado: “Hoy hace 42 años -escribió hace una semana en su cuenta- una señora abandonó al bebé de la foto en la Maternidad de O’Donnell. Hoy, tras haber encontrado una familia y unos amigos que me ayudan cada día a superarlo, solo puedo decir…. que ella se lo pierde”.

Como siempre ocurre en el proceloso y envenenado mar de las redes sociales, hubo quien reaccionó con improperios ante una confesión tan descarnada, pero primaron los mensajes de apoyo y de cariño. “Me siento extraño porque es la primera vez que hablo en serio de esto -confesó el escritor-; hasta ahora me había servido del humor”. Y contó que suele utilizar el término 'rehuérfano', porque sus padres adoptivos ya murieron; y que su amigo y director de cine Rodrigo Cortés le gastaba bromas del tipo: “Va a venir fulanito con su familia. ¡Aprende!”. Y eso está muy bien porque el humor funciona como la crema solar: previene las quemaduras. Pero yo lo escuchaba, lo veía sonreír mientras se revolvía incómodo en la silla y notaba que, efectivamente, no se quemaba pero estaba sufriendo. El propio Juan Gómez-Jurado lo confirmó al admitir: “El agujero que tengo desde pequeño solo lo pueden llenar los libros. Yo tengo muy claro que es ese abandono lo que me convierte en escritor”.

Pensé para mis adentros, y eso seguramente lo compartan su nutridísima legión de lectores, que a veces un problema, un batacazo, por fuerte que sea, puede transformarse en oportunidad. En este caso, el abandono de un bebé en la vida real ha acabado germinando en un personaje de ficción, Antonia Scott, una atípica investigadora que sufre en sus carnes el peligro de perder un hijo. Creo que a la protagonista de 'Reina roja' y 'Loba negra' -superventas ambos- y a su extraña pareja, Jon Gutiérrez, les quedan todavía muchas peripecias por vivir, muchos desencuentros por superar y muchos malos por detener, pero ya nunca podré mirarles de la misma forma. Y si después de saber todo esto aún queda alguien sin ganas de leer esos libros... pues él -o ella- se lo pierde.