DOS MIRADAS

El entuerto

Concentración ante la sede de la UE en Barcelona para celebrar el fallo de la justicia europea sobre Oriol Junqueras, el jueves

Concentración ante la sede de la UE en Barcelona para celebrar el fallo de la justicia europea sobre Oriol Junqueras, el jueves / periodico

Emma Riverola

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La justicia falló que Oriol Junqueras y buena parte de los acusados en el juicio del 1-O eran culpables de sedición y, por tanto, les correspondían graves penas de cárcel. La sentencia ya pareció excesiva a muchos, también a reputados juristas. Pero lo más humanamente injusto, dejando las leyes a un lado, es contemplar a Carles Puigdemont con la libertad y los privilegios de eurodiputado, mientras Junqueras suma ya más de dos años en prisión. Castigo sin paliativos para quien dio la cara. Premio para quien huyó (quizá acumulara razones, pero su actitud perjudicó al resto de los acusados).

En el caso improbable de que el Tribunal Supremo libere a Junqueras, el agravio será para el resto de los presos. Los jueces irán moviendo fichas, pero está claro que la situación se ha convertido en un entuerto.

El PP nunca debió judicializar la política, y ahora está en manos de la política lidiar con una situación infinitamente más enredada y dolorosa. Lo más perverso es que, si PSOE y ERC no llegan a un acuerdo, será el PP el gran beneficiario. Paradójicamente, el entuerto está en manos de Junqueras. Nadie puede negarle autoridad moral.