Opinión | EDITORIAL

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El 'low cost' llega al tren

Los usuarios aceptan un servicio menos sofisticado por un precio menor, pero no uno malo como con algunas aerolíneas

Un tren de la marca AVLO, durante la presentación del AVE 'low cost', el pasado 11 de diciembre

Un tren de la marca AVLO, durante la presentación del AVE 'low cost', el pasado 11 de diciembre / periodico

Los trenes de alta velocidad, que Renfe comercializa con la marca AVE, han revolucionado el transporte de pasajeros en España. Especialmente lo han hecho en el corredor entre Barcelona y Madrid, en el que han desplazado en pocos años al avión como medio de transporte para los viajes de empresa, aquellos en el que el usuario no paga directamente y en los que la eficiencia y la fiabilidad tienen un peso mayor que el precio. De manera que este corredor no ha entrado, ni en tren ni en avión, en el mercado de las compañías 'low cost'. 

Hasta este momento, era imposible encontrar billetes a bajo precio para desplazarse entre las dos principales ciudades españolas. Renfe, amenazada por la irrupción de la competencia durante los dos próximos años, ha decidido jugar la carta de los precios bajos y a partir de la próxima primavera plantea billetes de entre 10 y 60 euros por trayecto con menos prestaciones que las que ofrece en los servicios convencionales y que comercializará con la marca AVLO

Enormes posibilidades

El proyecto es, de entrada, una buena noticia para los usuarios y abre enormes posibilidades para el turismo interior, para los intercambios culturales y para los paquetes turísticos para extranjeros. Las relaciones entre estas dos capitales no pueden ser solo de negocios y una iniciativa como esta puede ayudar a romper muchos tópicos a medio plazo. 

Con todo, los consumidores tienen ya una cierta experiencia con este tipo de ofertas y Renfe deberá tener en cuenta lo ocurrido con las compañías 'low cost' en el caso de la navegación aérea. Las reglas son claras: los usuarios aceptan recibir un servicio menos sofisticado a cambio de pagar un precio menor, pero lo que no están dispuestos es a soportar un mal servicio (retrasos, anulaciones imprevistas, etcétera) ni mucho menos a ser víctimas de ofertas engañosas en las que el precio anunciado va subiendo a lo largo del proceso de contratación al añadir servicios básicos, como puede ser el equipaje. Bienvenido sea el 'low cost' siempre que no signifique una degradación inaceptable del servicio.