LA CLAVE

El sueño de Puigdemont

Esquerra puede abrirle la puerta a un Gobierno progresista y dialogante en España. Eso o reventarlo todo: la fantasía onírica del hombre de Waterloo y su falange fundamentalista

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zentauroepp51453223 puigdemont comin191220125555 / ACN / NAZARET ROMERO

LUIS MAURI

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La atmósfera queda enturbiada después del azote de un ciclón. El huracán judicial de Luxemburgo, un tifón tropical pese a tener su génesis en las otrora gélidas navidades centroeuropeas, ha herido la credibilidad del Tribunal Supremo español. También ha zarandeado con vigor el andamiaje de la negociaciónentre el PSOE ERC sobre la investidura de Sánchez. Qué menos se puede pedir de un huracán de fuerza 3 a 4 en la escala de Saffir-Simpson.

El éter está sembrado de partículas en suspensión. La visión no es nítida. Hay que entornar los párpados y aguzar los sentidos. Todos. Y, sobre todo, el raciocinio, aunque no sea un sentido. La luz reverbera sobre las trizas flotantes y dibuja figuras sugestivas pero engañosas, hipnóticas. Escuadras de ventajistas se aplican en la tarea de sacar provecho de la rareza atmosférica.

Puigdemont y su falange fundamentalista tiran cohetes. Es normal: el TJUE ha desautorizado la desmesura del Supremo en la persecución de la intentona independentista unilateral, y el hombre de Waterloo es el principal beneficiario, muy por encima de Junqueras, su archienemigo en la guerra por la corona nacionalista.

Jueces, no vengadores

La euforia de Puigdemont es lógica, pero tantas  partículas en suspensión camuflan la realidad. Los ventajistas presentan el correctivo del TJUE como una causa de nulidad del juicio del 1-O. Este deseo agitador no se sostiene: los jueces no velaron por el derecho de inmunidad de los eurodiputados electos, pero esto no cancela ni los delitos (anteriores a la elección), ni el juicio, ni la sentencia. Sí censura la extralimitación judicial: los jueces deben ser jueces, no vengadores.

La euforia es una emoción gaseosa. El Supremo pedirá autorización para juzgar a Puigdemont y con probabilidad la obtendrá. Ahí terminaría la inmunidad, aunque por el camino el hombre de Waterloo hubiera colocado su causa en el pleno de la Eurocámara e intentado doblarle una vez más el pulso a ERC. Ahora, Esquerra puede abrirle la puerta a un Gobierno progresista y dialogante en España. Eso o reventarlo todo: el sueño de Puigdemont y su falange.