análisis

La realidad espesa

De Jong y Busquets pugnan por un balón durante el partido.

De Jong y Busquets pugnan por un balón durante el partido. / periodico

Antonio Bigatà

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Sabemos que Sergio Busquets quizá tal vez a lo mejor a lo peor tuvo fiebre, sabemos que el Barça tuvo suerte ante el Real Madrid, pero no sabemos si tenemos equipo. Glup. Sabemos que en el Camp Nou pueden llegar a montarse grandes espectáculos variopintos pero no podemos presumir: también sabemos que en este país los grandes espectáculos, los de verdad, los monta el Tribunal Supremo y son inigualables. Glup. 

Sabemos que está de moda hablar de indultos y amnistías pero en cambio hemos visto y oido que nadie dice ni mú de lo de Rakitic condenado a muerte y al ostracismo sin que nadie diese ninguna explicación pública y todo olía a injusticia (había derecho a querer traspasarlo si la sabiduría técnica estimaba que sobraba, pero después de su trayectoria en el club no había ningún derecho a hacerle ninguna putada si seguía en la plantilla) y ahora nadie se ha puesto rojo de vergüenza ni ha dado explicaciones al tener que recurrir al sobrante y utilizarlo como pivote fundamental en un partido decisivo contra el Real Madrid. Glup.

La realidad es confusa y esta semana lo pudimos certificar en el Camp Nou antes, durante y después del partido, tanto dentro como fuera del césped. Glup.

Bolsa de valores

Como hay mucha gente que solo se excita de verdad cuando consulta el Ibex les diré que nuestras acciones están algo pachuchas. Ahora cotiza al alza Piqué, sigue muy arriba Ter Stegen, están bien pero algo irregulares y demasiado esporádica las de Messi, y en su conjunto el Barça está en buena posición pero sin que exista ninguna seguridad de que pueda apostarse a que tenga mucho futuro. En cambio nuestro competidor, el puñetero Madrid, después del alegrón que nos proporcionó con el sorteo de la Champions tras lo visto en el Camp Nou no sólo nos preocupa a nosotros sino que incluso debe estar provocándole pesadillas al rey del parquet, Pep Guardiola, que este año se encuentra en aquel la tesitura tan conocida por Florentino de jugarse la vida a todo o nada en la gran competición europea después de ser secundario en la Liga.

En la misma línea esta semana han reaccionado al alza las acciones del Nápoles, que no iban nada boyantes. Si volviese Maradona... a allí (por supuesto) tal como está ahora aquí estaríamos más tranquilos. Entre otras cosas porque cuando nos miramos al espejo a veces empezamos a encontrar similitudes entre nuestro aspecto y el que tiene en estos momentos el inolvidable argentino. ¡Sólo otro argentino puede devolvernos la buena cara!  

Hacia la depresión

Ustedes me perdonarán pero estamos en una temporada con tendencias un poco depresivas. Hasta el punto de que nos falla la vista (el miércoles por la noche ni siquiera veíamos las líneas barcelonistas del centro del campo, sabíamos que jugaba Griezmann pero en ningún momento dejó de ser un hombre invisible, Suárez en vez de hacer un encuentro redondo nos pareció físicamente más redondo que nunca...).

El corazón colectivo está un poco descorazonado por lo poco que nos significa el ir primeros en la tabla. Necesitamos urgentemente unos cuantos partidos alegres que nos laven para bien el cerebro y que nos metan en el cuerpo reforzantes energéticos (como si fuesen vitaminas, inyecciones o bocadillos de jamón con abundante género...). En cambio, en la situación actual rechazamos los supositorios.

Un árbitro ayudando al Barça

El miércoles por la noche por dos veces consecutivas Varanne estuvo a punto de ponernoslos y por una vez en la vida fue un señor árbitro el que decidió que nos colocasen. Un árbitro ayudando al Barça ante el Madrid... Glup. Igual ha habido una revolución y no nos hemos enterado.