REFLEXIÓN SOBRE EL CLÁSICO

Venga, 3.090 caracteres de un bodrio

Real Madrid (Benzema) y Barça (Piqué) acabaron abrazados en el clásico

Real Madrid (Benzema) y Barça (Piqué) acabaron abrazados en el clásico / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Llamo al jefe, que está allá arriba, casi rozando el cielo (por eso es el jefe), en la tribuna de prensa del Camp Nou.

--¿Cuántos caracteres dices que tenía mi artículo?

--¡Caray, Emilio!, te lo pasé por whatsApp a media tarde.

--Vale, vale, perdona.

Lo miro y le vuelvo a llamar.

--Perdóname, Albert, pero aquí pone que son 3.090 caracteres. ¿Tú eres consciente lo que es escribir 3.090 caracteres de este inmenso bodrio?

--Emilio, que yo tengo otros tantos miles, es lo que hay.

--Ya, pero es que no ha pasado nada. Bueno, sí, pero lo poco que ha pasado lo contaremos en otras páginas, pues hay un montón. El que hace la crónica narrará el desastre de dos equipos que no jugaron a nada y, dicen, aspirar al triplete; tú, supongo, explicarás el ‘tsunami’ y los incendios; otro contará las pancartas, los globos e, incluso, haremos otros tantos miles de caracteres de vestuarios, donde Zidane y Valverde dirán que “queda mucha Liga”. En serio, Albert, ¿no se puede remaquetar y poner una foto más grande?

--Emilio, ya hay fotos grandes y, además, es tarde, todo el mundo está en lo suyo, venga, déjame escribir y ponte con lo tuyo. ¿Qué son para ti 3.090 caracteres?, pues eso, lo que llamamos ‘un emilio’, una historia larguísima. Perdón, siempre muy interesante, sí. Venga, hasta mañana, te leeré desayunando después de dejar a la niña en el cole.

Debí hacer la llamada

Estuve a punto de llamar, a escondidas del jefe, a confección, bueno, compaginación, a Joel, a Kim, a Escrig, a Nuria, para que me salvaran, aumentaran las fotos de las páginas 6 y 7, pero no me atreví. Era una manera de confirmar que era incapaz de escribir 3.090 caracteres de como el partido del año acabó siendo el fracaso de la década.

Con decirles que no había un 0-0 en un clásico, en un Barça-Real Madrid, desde los tiempos de Van Gaal y Del Bosque, desde la temporada 2002-2003, está todo dicho. Con decirles que hasta Florentino Pérez acertó cuando, al llegar al hotel Príncesa Sofía y saludarle el ‘mosso’ con un “todo controlado, presidente, bienvenido a Barcelona”, replicó con la sonrisa de amo de ACS, “tranquilo que no pasará nada” (como siempre acertó el ‘ser superior’, no hubo partido), está todo escrito.

Gracias al árbitro, claro

Fueron 93.426 aficionados, que empezaron a irse antes de hora y que, visto lo visto, debieron dejar solos a los futbolistas mucho antes. Cierto, hubo tanto miedo dentro del campo como fuera, donde acabaron incendiando buena parte de la ciudad, antes de sentarse a hablar, digo, no sé. No estaba Hazard (y suerte tuvo el Barça), ni tampoco compareció Messi (con el de San Sebastián, ya son dos días de fiesta) y como Benzema no le mete un gol al arco iris y Suárez no la vio, esto acabó 0-0.

Y gracias. Quiero decir, gracias a Hernández Hernández por no pitar el penalti de Lenglet a Varane (minuto 18). Gracias a Piqué (m. 17), que sacó bajo el larguero un cabezazo de Casemiro. Y gracias a Ramos (m. 30), que salvó, sobre la línea, un gol de Messi. Y gracias a ustedes, todos, por llegar al carácter 3.090.

Yo he cumplido. Y sin trampas. No ha sido fácil, no.

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