El Congreso del PSC

¿Casa común o causa común de la izquierda?

Tenemos que intentar definir qué entendemos por socialismo hoy y cuál es su posición respecto a cuestiones como la del trabajo, la propiedad o el Estado

Ilustración de María Titos

Ilustración de María Titos / periodico

Manuel Cruz

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El viernes pasado, en su informe de gestión en el 14º Congreso del PSC, Miquel Iceta hizo unas afirmaciones de una hermosa y destacable –por inusual- generosidad política. Reconoció la importancia de la aportación del PSUC en muchos ámbitos, así como las grandes coincidencias que en su momento existían entre las izquierdas en cuestiones fundamentales para el futuro de nuestra sociedad. Coincidencias que resultaron decisivas en el diseño de la democracia en la que ahora vivimos y que, poco antes de la intervención de Iceta, Albert Solé reivindicaba con orgullo frente a quienes, desdeñosamente, se atrevían a denominarla “régimen del 78”.

Acabo de escribir que la aportación del PSUC tuvo lugar en muchos ámbitos, y el complemento circunstancial pretendía anunciar un asunto a mi juicio de importancia. Porque ese mismo día, mientras el hijo evocaba la figura del gran Jordi Solé Tura, no podía yo apartar los ojos del logo del corazón con los tres colores (rojo, verde y violeta) que aparecía dibujado en el atril de los oradores. Y me acordaba de otro gran intelectual vinculado al PSUC, Manuel Sacristán (para mí sin el menor género de dudas el filósofo marxista más importante que ha dado este país), quien ya en los años 70 hablaba de que la futura bandera de la izquierda sería la tricolor con los colores del ecologismo, del feminismo y del socialismo. Y desde la editorial Materiales (en la que colaboraban, por cierto, figuras asimismo tan importantes de la izquierda en aquellos años como los añorados Jacobo Muñoz, su fundador, y Paco Fernández Buey, entre otros) animaba a la publicación de libros como el de Wolfgang Harich '¿Comunismo sin crecimiento?'.

Verde, violeta, rojo

Lo que me lleva a la cuestión anunciada en el título del presente texto. La realidad es que las coincidencias entre las referidas izquierdas no fueron suficientes como para que terminara cristalizando políticamente algo que después, ya en la década de los 80, dio en denominarse 'la casa común de la izquierda' (a falta de aquella casa común alguno pensará que bien está al menos un Gobierno de coalición, pero ese es tema de otro negociado). Ahora bien, constatada esta circunstancia del pasado, merece la pena que nos preguntemos: ¿existe en nuestros días una causa común de la izquierda?

Parece razonable pensar que en lo tocante al verde y al violeta la coincidencia entre sectores de izquierda, fuera de algunos matices, o es completa o no debería resultar muy difícil de alcanzar. Lo propio creo que podría afirmarse respecto a la reivindicación de igualdad real entre hombres y mujeres. Pero tal vez la cosa no resulte tan clara en lo tocante al concreto significado del rojo. ¿A qué lo hacemos equivaler? ¿Qué contenido le atribuimos a la genérica reivindicación de justicia social? No sé si es pertinente preguntarnos aquí el contenido que le atribuyen a esa misma reivindicación otras fuerzas de izquierda que no se definen como socialistas, pero está claro que resulta ineludible planteárselo si hablamos de socialismo. Probablemente exista un acuerdo casi absoluto en que el futuro del socialismo pasa en gran medida por hacer suyas las reclamaciones del feminismo y del ecologismo. Pero ese acuerdo no debería hacer que descuidáramos una dimensión del asunto también de capital importancia, a saber, la cuestión de si el socialismo del futuro ha de ser la mera yuxtaposición de los tres planos o, por el contrario, hay que pensar seriamente en el vínculo entre ellos, lo que puede implicar la necesidad de establecer en algún momento prioridades en función de las urgencias y de las importancias.

Y me da la sensación de que para responder a esta cuestión resulta obligado intentar definir, aunque sea de manera tentativa, qué entendemos por socialismo hoy (dando por descontado que la respuesta no puede ser “socialismo es lo que hacen los socialistas” porque la cosa funciona al revés: son socialistas aquellos que comparten el ideario del socialismo), si tiene sentido volver a hablar de cuestiones como la del trabajo, la propiedad o el Estado, entre otras, y en tal caso cuál es la posición del socialismo al respecto. Porque, como sabemos, no faltan quienes atribuyen al olvido de estas cuestiones (sobre todo en beneficio de las identitarias de  diverso tipo) la comprometida situación de la izquierda en muchos lugares en este momento. Aunque, en el fondo, quizá ella se deba a la perseverancia en el error de algunos de reducir el futuro del socialismo a la búsqueda de nuevos caladeros de votos.