Mejores augurios

Los salarios alegran la economía

El pesimismo está siendo derrotado por la creación de empleo y los aumentos de los convenios

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Joan Tapia

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El pesimismo compulsivo e impenitente pinta grandes catástrofes. Hace poco sus gurús proclamaban que la desaceleración era imparable y que estábamos al borde de una recesión que -se sugería- podía llevarnos a otra crisis similar a la del 2008.

Nadie puede asegurar que eso no suceda, pues que personajes como Trump o Boris Johnson gobiernen las dos grandes democracias anglosajonas es algo inédito y nada tranquilizador, pero hoy el dictamen provisional es de “desaceleración de la desaceleración”. La economía aguanta mejor de lo temido y, lo acaba de asegurar en Madrid Luis de Guindos -ahora flamante vicepresidente del BCE y exministro de Rajoy- el 2020 puede haber un rebote europeo.

El Banco de España y la Airef -dos organismos independientes y solventes- aseguran que España cerrará el año con un crecimiento del 2%, bastante por encima de la media de la UE y que el ritmo continuará siendo positivo, aunque algo menor, en el 2020. Serán pues siete años seguidos de crecimiento y de creación de empleo, aunque no siempre de la mejor calidad. Y sin embargo los agoreros -tanto de derechas como de izquierdas- aseguran que vivimos en el peor de los mundos. Al borde del desastre.

España tiene serios problemas -paro, déficit y deuda- y Bruselas nos los acaba de recordar, pero no estamos hundidos, ni por el malévolo capitalismo -el culpable de todo para alguna izquierda- ni por los impuestos y el intervencionismo del futuro gobierno “comunista” que tanto preocupa a Pablo Casado. La realidad son siete años de crecimiento a remolque de la política europea y los bajos tipos de interés del BCE, una fuerte recuperación del empleo y -no en los años de crisis, pero sí desde el 2014 y con la excepción del 2017- un aumento de los salarios negociados en convenios por encima de la inflación. Los últimos datos indican que este año el aumento pactado en convenios es del 2,14% frente a una inflación del 0,3% o 0,4%.

El fuerte aumento del número de ocupados (un 3% anual en los tres últimos años según el registro de la Seguridad Social) y los actuales incrementos de salarios han generado un tirón de la demanda interna que es una de las explicaciones de que la economía española crezca casi el doble que la europea. Las alzas salariales -en las empresas que pueden mejorar sus convenios- están alegrando la coyuntura y derrotando al pesimismo.

No es algo que pueda durar indefinidamente porque -salvo aumentos fuertes de productividad que no se están dando- acabaría provocando una pérdida de competitividad. Pero hoy por hoy la tranquilidad social española -no somos ni Francia ni Italia- se debe a varios años de aumento del empleo y a la lenta recuperación de los salarios.

Quizás eso explique también que pese a la crisis política -agravada por Catalunya- y al error de Pedro Sánchez de ir a nuevas elecciones, el saldo electoral del PSOE haya sido solo bajar de 123 a 120 escaños mientras que Podemos, que insiste más en las innegables desigualdades y situaciones de miseria, ha salido más castigado.