Análisis
Y Tebas, de vacaciones
El que fuera presidente de la Liga no tiene potestad sobre lo que pase en el Clásico del Camp Nou. Básicamente porque Javier Tebas dimitió. Está en periodo electoral hasta que lo vuelva a ser. Lo que podría considerarse prácticamente unas vacaciones, porque no tiene oposición real. Pero es a él a quien debemos agradecer el entretenimiento mediático que han supuesto los últimos dos meses, la previa de un clásico más larga de la historia.
Porque Tebas se levantó un buen día y a 600 kilómetros pudo asegurar que el ambiente en Catalunya no permitía la disputa de un partido. Y no se piensen que su propuesta de cambiar el escenario del partido fue a la ligera, seguro que había informes de seguridad que lo aconsejaban. Por la razón que fuera no llegaron a la Federación Española de Fútbol, que por la razón que fuera tampoco los necesitó para suspender el partido por una causa de fuerza mayor.
China, sin su Clásico
Los únicos beneficiados del aplazamiento han acabado siendo los equipos, en mejor tono ahora que en octubre, aunque aún poco fiables. De hecho, el puesto de Zidane ya no peligra, imaginen cómo estaban los blancos por entonces. En cambio, el mercado chino se ha quedado sin su Clásico y es posible que, producto del ruido mediático en torno al partido, el Camp Nou registre una peor entrada que la de costumbre. Pese al llamamiento del club, ya se han liberado más asientos por parte de los socios que nunca antes en un partido de este tipo. Y por si fuera poco, si alguien estaba dispuesto a alterar la normalidad del partido el 26 de octubre, ha tenido tiempo para planear bien su estrategia. Quién lo iba a imaginar.
Los únicos beneficiados del aplazamiento han acabado siendo los equipos, en mejor tono ahora que en octubre, aunque aún poco fiables. De hecho, el puesto de Zidane ya no peligra
Y todo gracias a Tebas, quien hace cuatro años no se planteó que hubiera que suspender un Clásico en el Bernabéu pese a que hubiera una alerta terrorista de 4 sobre 5 tras los atentados de París. Anteriormente, en el 2002, tampoco había habido problema para que se jugara un Madrid-Barça tres horas después de que estallara un coche-bomba puesto por ETA en las inmediaciones de Chamartín. Hubo diez heridos, el partido se jugó con normalidad. Porque hasta ahora, la prioridad había sido la de disimular la excepción. Hasta ahora.
Y por si este Clásico no tuviera suficientes focos, el pasado domingo se suspendió por primera vez en el fútbol español un partido a raíz de los cánticos de una grada. A Zozulya no lo insultaron por ser negro. Ni por ser homosexual. Tampoco le desearon la muerte, como a Griezmann o a Borja Iglesias. A Zozulya lo insultaron por ser un nazi, algo que puede pasar si te fotografías con símbolos nazis. El precedente ya existe y el entrenador del Rayo, Paco Jémez, ya advirtió que estará muy atento al Clásico. Quizá no sea el único.
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