Perspectivas económicas
¿Hay que temer un pacto PSOE-Podemos?
La coalición entre ambos partidos puede armonizar sensibilidad social y respeto a los equilibrios macroeconómicos
Jordi Alberich
Economista
Jordi Alberich
La posible formación de un Gobierno de coalición entre PSOE y Podemos (UP) ha encendido todas las alarmas entre las élites económicas. Un temor acrecentado a la vista de la negociación con ERC, pues al riesgo de deriva económica se añade la indignación por la previsible cesión a postulados independentistas. Así las cosas, se multiplican los posicionamientos a favor de una entente entre PSOE y PP como única alternativa para evitar que la desaceleración económica se convierta en una crisis de serias proporciones. ¿Hay motivo para tanta preocupación?
En cualquier caso, conviene recordar que solo los partidos, al margen de los legítimos intereses de unos u otros, disponen de autoridad democrática para articular los pactos de gobernabilidad que consideren oportunos. Así lo entendió Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment, quien felicitaba con estas palabras a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias: “Si pedíamos un acuerdo rápido, ya lo tenemos. Cuando conozcamos el programa de gobierno, opinaremos. Y durante toda la legislatura procuraremos incidir en defensa de los intereses empresariales”.
Una formulación indiscutible que, sin embargo, constituye una excepción entre organizaciones patronales, a las que la defensa a ultranza de sus intereses a corto plazo les lleva a deslegitimar el acuerdo PSOE-UP, aun sin conocer sus detalles. En cualquier circunstancia, insisten en su pócima mágica: menos Estado, menos impuestos y eliminar toda regulación excepto, claro está, aquella que les conviene. No les iría mal entender los tiempos.
Llamadas a la prudencia
De confirmarse la coalición, esta deberá asumir los frágiles equilibrios del momento, desde las debilidades de la economía española a la imprevisibilidad de un orden mundial convulso, ya sea por la guerra entre Estados Unidos y China en pos de la hegemonía mundial, el 'brexit' o la desestabilización generalizada de América Latina, una región vital para nuestros intereses. Por ello, se entienden las llamadas a la prudencia ante el temor a una sobreactuación en tres ámbitos: gasto, fiscalidad y laboral.
En el gasto, el riesgo es limitado dada la ya comprobada supervisión de la Comisión y el Banco Central Europeo. Además, en la propuesta de presupuestos, cuyo rechazo en febrero por parte de ERC condujo al adelanto electoral, PSOE y UP planteaban un aumento del gasto asumible. Es de suponer que seguirán en una línea similar.
Acerca de la fiscalidad, las propuestas orientadas a la banca y los tramos superiores del IRPF tendrán un efecto recaudatorio menor y pueden alimentar un innecesario clima de desconcierto. Además, las grandes rentas no tributan por IRPF, pues la elusión fiscal les resulta sencilla y solo puede ser abordada a nivel europeo.elusión fiscal Los esfuerzos deberían orientarse a combatir la economía sumergida y a influir en Bruselas, con el fin de armonizar determinados impuestos que favorecen la mencionada elusión.
Coherencia y cohesión
En el ámbito laboral, la tentación por derogar la reforma del PPderogar la reforma del PP va a ser enorme. Ello puede desincentivar la contratación cuando, por contra, se pueden eliminar abusos del modelo, como la precariedad o la externalización, sin suprimir aspectos positivos de dicha reforma. A su vez, hay margen para, de manera mesurada y orientada a colectivos concretos, experimentar con algún tipo de renta mínima de inserción.
A estos tres ámbitos de inquietud cabría añadir otro, más difuso pero no menos relevante: la duda de si UP entenderá que el Gobierno de un Estado se asemeja muy poco al de una alcaldía, por importante que esta sea. Los ayuntamientos gobernados por Podemos y sus confluencias, con alguna excepción, se han caracterizado por una gesticulación exagerada y por el anuncio grandilocuente de medidas radicales que la realidad ha mostrado imposibles. Esta pasión por la arenga tiene efectos menores desde una alcaldía, pero puede resultar muy dañina si se lanza desde el Palacio de la Moncloa. Un Gobierno influye con sus actuaciones pero también con su discurso y coherencia y la cohesión de quienes lo conforman.
Una coalición PSOE-UP puede armonizar sensibilidad social y respeto a los equilibrios macroeconómicos. Si lo consigue, no solo habrá contribuido al progreso económico, sino que habrá reforzado aquel capitalismo que, compatible con la equidad y la democracia, entiende de gobiernos de derechas y de izquierdas. Pero, de no ser sensibles a los riesgos, pueden llevarnos a un mayor deterioro. Mucha suerte al nuevo Gobierno.
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