OPINIÓN

El Black Friday de la desconfianza

Internet ha dotado de transparencia al mercado, aunque el consumidor solo requiere leves excusas para satisfacer sus necesidades consumistas

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Eduardo López Alonso

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Tras los descuentos prenavideños, llegan los navideños, los de Reyes y las rebajas de enero (con sus descuentos anticipados). Demasiadas promesas para ser verdad, demasiados incentivos para creer y muchos datos que abonan la desconfianza. Todos estábamos con la mosca pero preferíamos confiar y tener la excusa perfecta para gastar y conseguir nuestros sueños en la tienda. Será por sistema límbico, por ganas de alardear o por autoconvencimiento pero millones de consumidores en el mundo confiaron en que con el gasto llegaba el ahorro, cuando lo lógico sería pensar lo contrario.

Quiero creer que la firma Minderest cuando afirma que ha monitorizado 13.000 precios lo hace con inteligencia artificial o con la otra, pero se intuye que sus conclusiones concuerdan con la lógica. El profesor del IESE José Luis Nueno recordaba antes de la semana trágica que un estudio británico el año pasado detectó que el 70% de los productos tenían precios más bajos antes de Black Friday. La semana anterior al 29 de noviembre preguntaba a Enrique Martínez, director general de la multinacional Fnac, si los productos que se rebajaban habían sido concebidos para ello y si todo era una tomadura de pelo a escala planetaria. Aseguró que no. Que las rebajas serían reales y que eran una oportunidad para comprar aquello que en otras circunstancias el consumidor considera de precio excesivo. En algunos productos su estimación se cumplió, pero en otros no. Quise creer entonces, aunque meses antes, en junio, la directora general de Aliexpress en España, Estela Ye, aseguraba que ya estaban a punto de cerrar sus estrategias del día del soltero (11-11), fijando acuerdos con fabricantes sobre productos y precios. Mucha antelación para programar descuentos, mucha estrategia y demasiada preparación. Pero los consumidores buscan excusas para satisfacer sus necesidades sin complejos y los descuentos flash prenavideños son irresistibles. Un estudio de la consultora Oliver Wyman apuntaba que en España el descuento suficiente para decidir el acto de compra se situaba en el 14%. Resulta que el descuento medio detectado por Minderest a posteriori se situó en torno al 12% en esta semana de viernes negro. Al final, oferta y demanda se encuentran siempre en acuerdo tras aparente gresca y lo del descuento del 70% fue excepción. Lo cierto es que internet ha supuesto una herramienta inestimable para valorar si el precio que se paga es el adecuado o no, tanto para distribuidores como para comerciantes. Una transparencia de precios que machaca al pequeño comercio y otorga poder al distribuidor con mayor capacidad de negociación con los proveedores y capacidad de anticipar estrategias. El consumidor sigue presa de sus necesidades y del contenido de su cuenta bancaria.