ANÁLISIS

El gol como factor discriminador

Messi y Ter Stegen, en el avión de regreso de la gala del Balón de Oro.

Messi y Ter Stegen, en el avión de regreso de la gala del Balón de Oro. / periodico

Antonio Bigatá

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Que Lionel Messi es el mejor jugador del mundo es algo que, de verdad de verdad,  el único que no lo cree es Cristiano Ronaldo. En el jurado de 'France Football' para decidir el Balón de Oro hubo muchas personas que prefirieron anteponerle otros futbolistas, y eso se llama libertad de expresión o forofismo  -según los casos-  pero al final han quedado como lo que son: unos analistas derrotados por la verdad. El sentido común señala que puede discutirse si a Messi le queda mucha o poca cuerda, si aunque esté indiscutiblemente en la cúspide ya ha iniciado el declive o no, o si todavía nos sorprenderá a todos a partir de ahora con una longevidad excepcional... Lo otro no. Lo de si ahora es el Número Uno, no.

Yo también suscribo que el segundo mejor hombre de la pasada temporada fue el defensa Virgil Van Dijk, del Liverpool. A él le ha superado Messi, no el hecho de que no sea un gran goleador, pero esta característica, hija del resultadísmo imperante, ha sido tradicionalmente un factor injusto decantado mal muchos premios individuales. El gol es importante pero el fútbol es mucho más que eso. A veces los mejores jugadores del mundo no han sido reconocidos como tales por el  Balón de Oro por eso. Xavi Iniesta  por su escaso gol figuran en esa lista, que es más amplia. La confusión entre gol y fútbol no impidió por ejemplo que indiscutibles como el portero ruso Lev Yashin o el estupendo libero alemán Franz Beckenbauer  se llevasen el galardón, pero sí que lo ganase el tremendo central rey de la inteligencia posicional que fue el italiano Franco Baresi. Los jurados suelen discriminar a favor de los goleadores.

Pragmatismo obtuso

Puedo entender que la gente de la grada, la masa, posea esa óptica más bien barata nacida, repito, del peso del resultadismo pragmático y abusivo que impera en toda la vida moderna, en la elección de cafetera pero también al comprar obras de arte (donde es habitual primar el posible precio de reventa a lo que a uno le gusta estéticamente un dibujo o una pintura). Pero siento desprecio intelectual hacia los profesionales de la crítica futbolística que consideran que lo único valioso es meter la pelota entre los tres palos, meter el gol bien o meter el gol de rebote, o meter el gol con la mano, o estimar un gol de penalty merece tanta puntuación y aplauso como hacerlo en jugada entrando con tiki-taka en el área adversaria, o yendo al cielo con una chilena forzada, o propinando un cañonazo que no sea churrero. Ese punto de vista erróneo cree que dentro de los equipos hay posiciones nobles, principalmente las relacionadas con el remate,  y posiciones secundarias, que son casi todas las demás. Yo, en cambio, opino que mi lateral izquierdo debe  poder regatear como Messi y además saber defender técnica y tácticamente mejor que el argentino. Pienso lo similar de un centrocampista ofensivo o defensivo o de un extremo no rematador: deben ser tan completos como el mejor y encima grandes especialistas en sus tareas no finalizadoras.

A este criterio le hizo mucho daño, lo reconozco, la elección hace algunos años del simplemente buen defensa Fabio Cannavaro como ganador del Balón de Oro. Siendo italiano y aún no apellidándose Corleone vete a saber por qué le designaron. Pero este año el segundo puesto de Van Dijk, por delante de CristianoManéSalah Mbappé es una alegría que relanza el debate y la discusión porque el zaguero es mejor futbolista -en el sentido integral de la palabra- que sus compañeros. Del mismo modo, creo que todo apunta a que el próximo jugador del Barça con opciones al premio sea  Ter Stegen... Aunque venga Neymar, pobre, qué mal se lo tomaría. O aunque siga Messi cuando su declive se acentúe.