ANÁLISIS

Eso no es baloncesto

Ni el testimonio de quienes han jugado en la NBA ha acabado con los falsos tópicos

Doncic entra a canasta ante la mirada de tres defensores de los Timberwolves.

Doncic entra a canasta ante la mirada de tres defensores de los Timberwolves. / periodico

Antoni Daimiel

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El fenómeno expansivo de Luka Doncic en su segunda temporada en la NBA ha arrastrado a ver partidos de la liga estadounidense a nuevos aficionados y a otros que, habiendo pasado ocasionalmente por allí, la tenían generalmente apartada. Muchos de los nuevos quedarán impregnados con los aromas seductores de esta competición: la estética, el recurso cromático, el poder del 'highlight', la exuberancia física, lo abultado de los marcadores y sobre todo un gran número de estrellas dominantes, algunos de esos jugadores exhibiendo el mayor y mejor nivel de influencia en el juego que se recuerda, según las innumerables fórmulas matemáticas de la estadística avanzada. Por ejemplo, solo el Wilt Chamberlain de la temporada 62-63 se puede codear con los AntetokounmpoDoncic Harden de la presente campaña según el ranking histórico del PER ('Player Efficiency Rating'), el baremo más manejado en EEUU para valorar el rendimiento de los jugadores. Nadie salvo el propio Chamberlain ha superado nunca en una temporada completa los 39 puntos por partido que promedia en anotación James Harden, líder de un equipo, todo hay que decirlo, que gana un 65% de los partidos que juega.

Rivalidad apelusada

Todo este 'boom' provoca cierto celo en algunos aficionados o representantes de otros baloncestos más nuestros, más cercanos. Quizá por un sentido absurdo de competencia o jurisdicción, o quién sabe si de rivalidad apelusada. Absurdo porque hoy en día hay tanta amenaza de disuasión sobre lo que puede ser de tu interés que las rivalidades en tu atención no se agrupan por parejas: un 'youtuber' le puede quitar cuota pedagógica a un padre y una serie cuota sentimental a una pareja, por no hablar de otros artilugios.

De poco han servido versiones directas de muchos de nuestros jugadores que han pasado por la NBA a la hora de desmentir tópicos despreciativos. Hace unos meses el presidente de la FEB, Jorge Garbajosa, comentaba en una entrevista que "eso de que en la NBA no se defiende me hace mucha gracia", añadiendo: "No he escuchado a nadie que haya jugado en la NBA decir que allí no se defiende". También se suele reprochar que no se pitan pasos, y más en estos días después de una imagen viral con LeBron James como protagonista. Según el colectivo de árbitros profesionales de la NBA se han señalado pasos en 4.498 ocasiones entre la temporada 17-18 y la 18-19, con un promedio cercano de dos veces cada 48 minutos de juego.

Y si alguna vez escuchan a alguien que viendo un marcador de un partido de NBA con dos equipos que superan los 120 puntos anotados dice que esa liga es un correcalles, que solo se tira de tres y que eso no es baloncesto, les presto un dato: comparando al equipo de mitad de clasificación de la NBA (Phoenix Suns) y de la Liga Endesa (Valencia), vemos que los Suns meten 109 puntos por cada cien posesiones mientras que Valencia anota 118. Phoenix recibe 109 puntos por cien posesiones y Valencia 110. Un 40% de los tiros de campo intentados por Phoenix son triples pero Valencia le supera por poco, con un 41%.