PECCATA MINUTA

El apagón

De mayor quiero ser Xavier Graset: proclamar la verdad desde la luz del poder

Las lluvias en Barcelona esta tarde.

Las lluvias en Barcelona esta tarde. / periodico

Joan Ollé

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El pasado miércoles, después de un día escandinavo con lluvia pertinaz, mi barrio regresó al franquismo, al siglo XIX, al Génesis: se produjo un “apagón”, palabra en decadencia que significa que la firmeza de los vatios fue reemplazada por el embrujado temblor de las velas, y cuando alguien gritó napolitanamente por el interfono del portal, tuvimos que bajar a abrirle a mano. Nos pusimos en contacto repetidamente con la compañía: a las seis dijeron que la corriente volvería a las siete; a las siete que a las ocho; a las ocho que a las nueve… y así hasta la alta madrugada. Barcelona es ciudad cuando no llueve.

Desde nuestra caverna platónica, la única comunicación con el mundo exterior pasaba por el humilde transistor a pilas que nos fue informando puntualmente sobre las luces y sombras de lo acaecido durante el día. Y por el móvil, que nos permitió relatar a otros seres humanos nuestro exilio de luz, y, a la vez, con su linterna, orientarnos en medio de la nada oscura para ir a mear. Con el fuego de gas, azul y generoso, nos apañamos un elemental caldo con fideos: la cosa no daba para más. Y a dormir.

No todo fueron inconvenientes: gracias a la hecatombe eléctrica, las terroríficas máquinas de aire acondicionado, calefacción y circuito del frío del restaurante modernista que rugen como leonas desde nuestro terrado, por algunas horas se vieron obligadas a callar. Y también fue higiénico no poder seguir -confieso mi malsana adicción- el 'Més 3/24' dirigido y presentado por el amigo Xavier Graset. La noche anterior había entrevistado al politólogo Sami Naïr, quien de buenas a primeras le soltó: “Ahora los intelectuales no tienen el pensamiento crítico de Simone de Beauvoir, que entre la verdad y el poder siempre eligió comprometerse de verdad con la verdad”. Y luego Graset conversó, al hilo de la aparición de su ensayo 'La sabiduría de lo incierto', con el doctor en Filosofía y Letras Joan Carles Mèlich, quien, en un determinado momento y mirándole a los ojos, sentenció: “Desconfío de las unanimidades existenciales, Xavier. Cuando, en materia de vida, estamos absolutamente de acuerdo sobre cuál es el camino correcto, el bien, la justicia… probablemente estemos más cerca de un sistema totalitario que de una auténtica forma de vida”. A lo que el perplejo interrogador respondió: “¡Caram, no m'espantis!”. Y Mèlich, como quien no ha roto nunca un plato, puso punto final: “No sé, es lo que pienso”.

De mayor quiero ser Graset: proclamar la verdad desde la luz del poder.

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