Análisis

Premio al buen cliente

Nada hace pensar que el cambio de tarifas de la ATM vaya a sufrir el rechazo de la gran mayoría de usuarios que no pagan nunca el billete sencillo

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Jordi Mercader

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Ada Colau se ha salido con la suya. El cambio de modelo tarifario de la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) venía siendo objeto de discusión cada año entre Ayuntamiento, Generalitat y Área Metropolitana. La dificultad de calcular el resultado económico de la reforma y, cómo no, el temor a la reacción del usuario, frenaron las modificaciones, siendo sustituidas, en los últimos ejercicios, por la congelación del precio de los billetes más comunes. Finalmente, el gobierno municipal ha conseguido disipar las dudas de los socios institucionales del transporte metropolitano y estos han dado por buena la previsión de un efecto neutro de los nuevos precios en las cuentas de la compañía, equilibradas desde hace unos años, deuda histórica al margen.

El buen cliente tiene premio y el usuario esporádico asumirá el rigor de la tarifa base. Este podría ser el resumen del cambio aprobado. La nueva filosofía se materializa con todas sus consecuencias en la subida del billete sencillo y en la desaparición de la vieja T-10 de uso compatible por diversos pasajeros en un mismo viaje. La nueva T-Casual, su sustituta, será unipersonal y algo más cara, con el objetivo evidente de que los turistas y los poco habituales del transporte público metropolitano no puedan beneficiarse de los descuentos generalizados para los clientes fijos de las diferentes tarjetas, algunas de las cuales bajan de precio.

El resultado económico de toda la operación está por ver. El objetivo previsto es que la aportación de los usuarios se mantenga entorno al 48% de los ingresos de la compañía; el resto, corresponde a las aportaciones institucionales, estabilizadas en los últimos años hasta conseguir un equilibrio respecto del coste operativo del servicio, incluida la inversión en mantenimiento y financiación de una deuda de casi 400 millones. La renovación de la flota de autobuses exigirá una inversión extraordinaria y es otro cantar. El resultado social de esta profunda renovación tarifaria también está por comprobar, aunque nada hace pensar que vaya a sufrir el rechazo de la gran mayoría de usuarios que no pagan nunca el billete sencillo y que ahora van a tener como tarjeta preferida, muy probablemente, a la nueva T-Usual, la de los 30 días de viajes con precio rebajado de 54 a 40 euros.

El momento político es propicio para este tipo de medidas.  Era una apuesta originaria de los 'comuns' que ha salido adelante justamente cuando la relajación de las relaciones políticas entre el gobierno barcelonés (compartido con el PSC) y ERC, responsable del área económica de la Generalitat, es fácilmente perceptible en la negociación de los Presupuestos municipales y también en el tanteo de apoyos a las cuentas autonómicas, en este caso, solo por parte de los 'comuns'. El tercer socio de TMB, el Área Metropolitana, dispone de un gobierno con mayoría del PSC pero con presencia de En Comú Guanyem y ERC. La circunstancia ha sido aprovechada por la izquierda catalana, mientras todo el mundo está pendiente de las negociaciones del Gobierno central.