una organización estratégica

OTAN, aniversario con cuestiones pendientes

La disolución de la Unión Soviética significó el fin de la contienda y, por tanto, el fin del sentido de la OTAN

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otan / MONRA

Ruth Ferrero-Turrión

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Estos días se conmemoran los 70 años de la creación de la Organización del Atlántico Norte en Londres. Se trata, probablemente, de una de las reuniones donde más tensión se vaya a respirar y quizás, también, un punto de inflexión en la historia de esta organización. Se discutirá sobre el unilateralismo norteamericano, las actuaciones turcas, la poco clara amenaza rusa y las cuestiones económica, pero, sobre todo, sobre la estrategia a seguir durante los próximos años.

Para poder realizar una aproximación coherente es importante recordar el objetivo para el que fue creada esta alianza militar. El objetivo era la defensa colectiva de sus miembros en un contexto de guerra fría. El fin de la Unión Soviética significó el fin de la contienda, y, por tanto, el fin del sentido de la OTAN.  Sin embargo, durante los años 90, como ave fénix, consiguió reinventarse para no desaparecer y con ella todos los intereses militares y económicos asociados. No faltaron intelectuales al servicio del Pentágono, como Huntington y su lucha de civilizaciones, que proporcionaron la cobertura necesaria a esta transformación y ofrecieron en bandeja de plata a un nuevo enemigo que les permitiría continuar con la estructura militar con pequeñas correcciones.

Intervención en Kosovo

Y así, comenzaron las llamadas “operaciones fuera de área”. Su primera intervención fue en Kosovo, con Solana a los mandos y sin autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Más adelante, se lanzarían los operativos en Afganistán y también la lucha contra el terrorismo internacional. Las sucesivas ampliaciones le han convertido en la alianza militar más amplia del mundo, aunque con menos capacidades que cuando era más pequeña, además de provocar el malestar ruso.

La petición del incremento de los presupuestos en defensa por parte de Trump ha sido respondida por parte de los socios con cierta tibieza, y haciéndose los suecos. El órdago de Washington ha sido respondido por Macron que hace unos días afirmaba en 'The Economist' que la OTAN se encontraba en “muerte cerebral”. Todo ello en un entorno en el que se discute la necesidad de crear un ejército europeo y de la necesidad de tener una mayor autonomía estratégica por parte de la UE. Que mejor previa que estas declaraciones para incendiar esta reunión.

El conflicto de Ucrania

Pero quizás lo más interesante de esta pelea de gallos sea lo que hay detrás de ella, el debate sobre la estrategia que ha de seguir la OTAN en el actual contexto geopolítico. El conflicto de Ucrania operó como una bomba de oxígeno para la organización, que rápidamente corrió a refugiarse en las teorías de nueva guerra fría lanzadas desde posiciones euro atlantistas y señalando a Rusia como el enemigo renacido. Pero también reabrió un debate sobre la estrategia de la organización. La posición francesa es la de limar asperezas con Rusia, lo que genera divisiones dentro de la UE; Estados Unidos quiere incorporar a China; otros actores, como el Reino Unido, se encuentran sumidos en profundas crisis políticas de incierto final. Lo único que todos tiene claro es que sus posiciones estratégicas no coinciden en absoluto. Así es difícil reinventarse.