Al contrataque

Cuando aún se gobernaba

La realidad es peor que cualquier pesadilla. Ahora Torra es fan de un americano que se llama Paul Engler, que dice que algunos catalanes tienen que morir como un mártir para conseguir la independencia

Quim Torra, durante una entrevista en el Palau de la Generalitat.

Quim Torra, durante una entrevista en el Palau de la Generalitat. / periodico

Xavier Sardà

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Lluís y Antonia, los Bragulat, están en cama. Mediana edad. Gente bien. Pijamas impecables. Conversan antes de conciliar el sueño.

-Antonia, me he puesto tierno… ¿Te acuerdas cuando había Gobierno en España?

-Mmm, qué excitante. Hace tanto tiempo… yo todavía me acuerdo de cuando el Govern de la Generalitat gobernaba. Mira tú por dónde.

-Es verdad, qué tiempos aquellos…éramos tan jóvenes. Me emociono recordándolo.

-Nuestro nieto va creciendo sin gobiernos, mira tú lo que son las cosas, Lluís. No sé cómo le puede afectar.

-El otro día soñé que teníamos Gobierno y que no estaba en funciones.

-No me digas.

-Lo que oyes. Un sueño realista al cien por cien.

-¿Gobierno de coalición, Lluís?

-Creo que sí, pero la cuestión es que teníamos un Gobierno que tomaba decisiones y podía aprobar unos presupuestos y administrar la cosa pública, vamos.

-Que gustazo, pagar impuestos pero que alguien gobierne. ¡Caramba! ¡Me estoy poniendo como una moto, Lluís!

-Sí, y además en el sueño se preocupaban de las pensiones, las listas de espera de la sanidad, aprobaban leyes progresistas… ¿Te acuerdas, Antonia?

-Hace tanto tiempo… y ¿Esquerra qué hacía en el sueño?

-Todos a una. Casado, Rufián, Sánchez... era como si fuesen políticos responsables. Concernidos y serios. La hostia.

-Esto no es un sueño, esto es un viaje astral.

-Hablando de viajes, ya hace un mes que se murió la abuela, Antonia. Se fue al otro mundo reconfortada. Le hicimos creer que teníamos Gobierno.

-Pobrecita. No solo eso, le dijimos que la Generalitat criticaba a los CDR y que también gobernaba. Le dijimos que TV-3 era plural, y que Ciudadanos todavía existía. Se fue en paz, Lluís.

-Ya quisiera yo que alguien hiciese lo mismo cuando sea mi hora.

-Pero para entonces ya habrá Gobierno de verdad.

-Nunca se sabe, Lluís, nunca se sabe. Que la vida es caprichosa.

-Ahora recuerdo que el otro día tuve una pesadilla. Teníamos dos tipos de bancos de sangre. Para ‘indepes’ y para el resto. Lo hacían para garantizar sangre ideológicamente próxima. La gente tenía en el carnet el RH y además, si era o no ‘indepe’. Todo para no mezclar sangres.

-¿Y los trasplantes de órganos?

-Lo mismo. Había órganos de ‘indepes’ y de constitucionalistas. ¿Te lo puedes creer, Lluís?

-No lo comentes. No des ideas, Antonia. Que se quede en pesadilla. No des ideas, ni lo comentes. Es mejor que se quede en casa.

-Vale, pero mira Lluís, la realidad es peor que cualquier pesadilla. Ahora el Torra es fan de un americano que se llama Paul Engler, que dice que algunos catalanes tienen que morir como un mártir para conseguir la independencia.

-¿Y quién muere?... ¿Nos cargamos al que le toque la Grossa de Cap d’Any?