ANÁLISIS

Más acción que gracias

Robert Moreno, en la comparecencia de prensa para responder a Luis Enrique.

Robert Moreno, en la comparecencia de prensa para responder a Luis Enrique. / periodico

Antoni Daimiel

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Que el desarrollo interesado de los hechos y de los que manejan sus hilos o el revisionismo que trasplanta órganos de la memoria nunca pervierta la semilla ni el origen de una buena causa. Eso es lo que ha debido pasar con la fiesta de Acción de Gracias, la festividad más familiar en EEUU. Un agradecimiento por el año que acababa y las cosechas obtenidas acabó en una cena de hermanamiento y solidaridad entre colonos e indios nativo americanos.

El espíritu de la reunión se esfumó en pocos años porque antes de que transcurrieran dos décadas los inmigrantes británicos habían eliminado a miles de indígenas. La festividad triunfó, otra demostración de que ya en el siglo XVII había criterios avanzados no solo para separar el grano de la paja sino el símbolo de la esencia.

Lista de propósitos y mandamientos

Todo este asunto poco tiene que ver con el Black Friday, que arrancó mediado el siglo pasado y es el día de mayor recaudación en consumo comercial privado en EEUU desde hace quince años. Aquí casi. Esta semana me disuadieron de acudir el viernes a mi oficina bancaria debido al gran volumen de trabajo de sus empleados por la cantidad de créditos al consumo que solicitan los clientes para ese día.

Coincidiendo con esta coyuntura festiva del calendario y la actualidad deportiva de estos últimos días aprovecho para elaborar una lista de propósitos y mandamientos. Sobre el asunto Luis Enrique-Robert Moreno-RFEF: Que mi capacidad de atención y recompensa nunca me despiste de corresponder a los que me han dado tanto o de preocuparme de ellos.

Que entre Balck Friday, Papá Noel y los Reyes Magos le pueda caer a Luis Rubiales un manual taoísta o un viaje a un templo oriental para la meditación

Que los caprichos generosos del destino nunca me levanten los pies del suelo ni me separen a vías alternativas a las de los míos. Que heridas del pasado nunca me conviertan en crítico eterno del que supuestamente me hirió, disfrutando de la claridad necesaria para analizar cada polémica sin peajes previos. Que entre Black Friday, Papá Noel y los Reyes Magos le pueda caer a Luis Rubiales un manual taoísta o un viaje a un templo oriental para la meditación y la búsqueda de la templanza y el equilibrio pacífico.

Sobre la actualidad futbolística de Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid: Que se mantenga el derecho de decir que un mismo equipo juega mal cuando lo hace y que juega bien si lo hace pocos días después, pero siempre que se explique el cambio y sus causas.

Que no es justo que un jugador que era supuestamente muy bueno hace unos meses ya no lo sea ahora que apenas juega. Que se pueda adjudicar el adjetivo "goleador" a un delantero solo en relación a sus minutos disputados, oportunidades de las que ha dispuesto y balones que ha tocado, bien administrado o desaprovechado.

Que nunca tenga yo que invitar a nadie como Rakuten me invitó a la Copa Davis. Que me libren del rigor que relaciona la elección de Dembélé de vivir con amigos o su explosividad en el juego a su denso historial de lesiones. Que pueda disfrutar y comentar la temporada de Luka Doncic o de Nikola Mirotic totalmente liberado de sus colores, de sus decisiones o de su pasado.