La anatomía del futuro

El nuevo paradigma del deporte: el atleta transhumano

Los casos de Semenya y Pistorius ponen contra las cuerdas dos de los pilares del deporte moderno: la concepción binaria hombre-mujer y la de que el deporte solo puede ser practicado por atletas con un cuerpo 'puro'

Ilustración de Monra

Ilustración de Monra / periodico

José Luis Pérez Triviño

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Poco a poco, lenta pero inexorablemente, el deporte está dando pasos irreversibles hacia un nuevo paradigma que lo singularizará respecto de la visión tradicional que lo ha caracterizado desde la Grecia clásica hasta la actualidad. Una nueva nomenclatura -¿deporte transhumanista? ¿Deporte 2.0?- será necesaria para referirse a una nueva y radical forma de expresión del deporte.

Algunas de esas pioneras manifestaciones tienen nombre propio, Caster Semenya y Oscar Pistorius, deportistas que provienen curiosamente del mismo país, Sudáfrica, y practican la misma modalidad deportiva, atletismo. Ambos han revolucionado el mundo del deporte, aunque no pacíficamente, sino a base de recursos frente a prohibiciones impuestas por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), quien se ha erigido en defensora a ultranza de la concepción clásica del deporte. En efecto, la IAAF se enfrenta con el 'caso Caster Semenya'IAAF  al desafío que suponen las atletas intersexuales, las cuales tienen propiedades fisiológicas más propias de un hombre que de una mujer, por lo que, si no cambian las cosas -someterse a un tratamiento médico para rebajar el nivel de testosterona-, no podrán competir con mujeres.

En el caso de Pistorius, quien en lugar de piernas tiene prótesis artificiales, la IAAF consideró, hasta hace poco, que lo que este hacía con ellas no era propiamente correr sino saltar, por lo que no reunía los requisitos para disputar los 800 metros con atletas plenamente orgánicos. Finalmente, modificó su postura y permitió al primer 'ciborgdeportista' participar en una final de los Juegos Olímpicos.

El futuro del deporte

Ambos casos ponen contra las cuerdas dos de los pilares en los que se ha asentado el deporte moderno: la concepción binaria según la cual fisiológicamente solo hay hombres y mujeres, y la de que el deporte solo puede ser practicado por atletas con un cuerpo 'puro'. Estos dos fundamentos han sido los bastiones, por un lado, para establecer competiciones excluyentes, masculinas y femeninas, y por otro lado, para impedir cualquier alteración artificial del cuerpo del deportista.

Pero estos dogmas entrarán pronto en crisis: la excepcionalidad que suponen Semenya y Pistorius es solo temporal. Cada vez habrá más deportistas intersexuales que reclamarán su derecho a participar en igualdad de condiciones y sin alteraciones artificiales en las competiciones deportivas y veremos, entonces, si la solución será crear una nueva categoría junto a la de hombres y mujeres. Es más, hay otra amenaza a las competiciones segregadas masculinas-femeninas: el auge del deporte femenino no solo se manifestará en la reclamación de los mismos salarios o la misma atención en los medios de comunicación. También algunas deportistas, en la medida en que sus talentos y capacidades sean aproximadamente iguales, exigirán participar en competiciones masculinas, y así, por ejemplo, no será inconcebible ver a una mujer en un equipo de fútbol de primera división.

La imparable robotización de la sociedad provocará que haya deportistas no humanos, los robots

Pero la revolución en el deporte tiene una última etapa. El cuestionamiento de la premisa de que el deporte solo puede ser practicado por seres humanos, ya sean hombres, mujeres, intersex o cíborgs. La imparable robotización de la sociedadrobotización  provocará que haya deportistas no humanos, los robots. Y no es un escenario de ciencia ficción: los creadores de la Robo-Cup -una competición futbolística disputada por robots- aseguran que en el 2050 un equipo de robots derrotará al mejor equipo de fútbol humano. Ahora bien, esta profecía puede ser cierta respecto de los humanos de 2019. Falta ver cómo serán los humanos en 2050. Y por otro lado, es más que probable que si los distintos avances tecnológicos -intervenciones genéticas, prótesis e implantes, farmacológicas u otras- mejoran los rendimientos físicos o intelectuales de la población, será muy difícil retrasar que se generalice el uso en nuestras sociedades… y también entre los deportistas, con el probable resultado de nuevas categorías para estos atletas tecnificados. Eso sí, también puede ser que desaparezcan los deportes paralímpicos: los deportistas discapacitados dejarán de serlo para convertirse en supercapacitados.