Ideas
La estética del dolor
Nina Bunjevac cuenta en 'Bezimena' una historia terrible a través de unas ilustraciones que son pura belleza
Ramón de España
Periodista
Ramón de España
Mi contribución al día internacional contra la violencia de género consistió en leerme el lunes 'Bezimena', el álbum de comics de Nina Bunjevac (Welland, Canadá, 1973) que ha publicado entre nosotros Reservoir Books. Es el segundo libro de esta autora que aparece en España después de 'Patria' (Turner, 2015), que ya apuntaba maneras. Alegato feminista sin concesiones lacrimógenas ni pretensiones de sermón, 'Bezimena' -palabra de origen eslavo que significa “sin nombre”- aborda la triste existencia de Benny, un maníaco sexual desde la infancia, y el mundo de espejismos eróticos en el que vive y que sufren en sus carnes las mujeres con las que se cruza. Bunjevac sabe de lo que habla. Aunque nació en Canadá, a los dos años, su madre la pilló a ella y a su hermana y se las llevó a Serbia, de donde procedía la familia, huyendo de su marido, un nacionalista violento y nada recomendable. Nina fue violada a los quince años y, a partir de entonces, su vida no volvió a ser la misma.
Afortunadamente, a los diecisiete, tras tres lustros en la madre patria, Nina volvió a Canadá, se graduó en la escuela de arte y se instaló en Toronto, desde donde factura sus magníficos álbumes (aunque también tuvo alguna experiencia sexual desagradable en su país de nacimiento / adopción, como ella misma explica en el epílogo de 'Bezimena').
Una mirada personal
'Bezimena' cuenta una historia terrible a través de unas ilustraciones que son pura belleza: el contrapunto entre lo que se explica y cómo se explica es uno de los principales hallazgos de este libro, así como el tono de fábula aplicado a lo que podría ser un artículo de prensa en la sección de sucesos. Con los textos en página par y las ilustraciones en página impar, 'Bezimena' no es un comic en el sentido estricto del término, pero eso es lo de menos. Lo que aquí cuenta es la mirada personal de la artista sobre un tema que, además de ser una desgracia a nivel global, lo ha sido también a un nivel personal. Sublimando la catástrofe y recurriendo a un dibujo tan bello como inquietante, Nina Bunjevac ha abordado de forma oblicua y artística un tema sucio a más no poder, sin incurrir en un exceso de esteticismo que descafeíne la propuesta.
Supongo que se puede hacer algo más el día internacional contra la violencia de género, pero a mí no se me ocurrió nada mejor que leer 'Bezimena'.
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