Según parece, ERC se ha tomado casi una semana en pensar y repensar la pregunta telemática y no vinculante que lanzará a sus militantes -que nunca se han sentado en el hemiciclo madrileño- el próximo lunes: “¿Estás de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?” Dada la negatividad de la pregunta no es difícil vaticinar que el 102% de las respuestas puedan ser 'sí'. Como decía Raimon en una de sus canciones, 'Qui pregunta ja respon'.
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Me hubiera gustado estar presente en las reuniones de ERC para saber qué otras opciones, posiblemente menos pavlovianas, fueron desechadas. Propongo algunas que, en caso de tener voz y voto en su tempestad de ideas, servidor hubiera podido sugerir. Son muy sencillas: “¿Quieres que, después de volver a convocarse elecciones, gobierne la triple derecha con un presumible avance de Vox?”; o “¿Quieres que Sánchez, ante la imposibilidad de presidir un Gobierno presuntamente progresista, se vea obligado a pactar con el PP?”; o “¿No la cagó ya lo suficiente ERC a través de las 155 monedas de plata del ahora líder Rufián para volver a cagarla?”; o “¿”Estás cagado/a de miedo a que te llamen “traidor/a” o “botifler/a” por votar aquello que la razón te pide?”. Y la última: “¿Sabes que el vacilante Pedro Sánchez está atado de pies y manos por sus jarrones chinos y barones territoriales -algunos ex muy corruptos- que no desean ni en broma la abstención de ERC, y que ahora -subrayo 'ahora'- no puede deslizarse ni un milímetro de la Constitución?”.
Conscientes de sus pasados maximalismos, Pedro y Pablo saldaron la cuestión en un repentino e inesperado abrazo que, dejando atrás los años de la marmota, abrió la puerta al futuro, a un futuro imperfecto que hará falta recorrer pensando más con el cerebro que con el hígado inflamado, pero futuro al fin y al cabo.
Dice la muy reciente encuesta del CEO que un 68% de los españoles -¡más de dos tercios!- está por resolver el conflicto catalán con diálogo y negociación, y que un 36% aprobaría un referéndum pactado. Se ha hablado mucho en el ecosistema político catalán de “eixamplar les bases” a favor de la independencia, extremo que las últimas encuestas - ¡siempre las malditas encuestas!- desmienten; pero, por lo visto, los ciudadanos y ciudadanas españolas sí que están “ensanchando las bases” por lo que se refiere a la comprensión del factor diferencial catalán, y esto es una buena noticia que hay que tener muy en cuenta. ¿O no, nuevo Gabriel?