El preacuerdo de gobierno

Un buen 'apaño'

El cielo tendrá que esperar: Iglesias ha entrado en el purgatorio y ha avalado el alma reformista de Tsipras frente a la rupturista de Varoufakis

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Rafael Jorba

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Mi amigo Juan-José López Burniol, notario de profesión, ha venido defendiendo la necesidad de que el conflicto entre Catalunya y el conjunto de España se encauce mediante “algún tipo de acuerdo, al que me resisto a llamar pacto, conformándome con que sea un apaño”. Un simple ‘apaño’ transitorio -lo que en catalán llamaríamos un ‘pedaç’- que encauce la situación durante un tiempo, a la espera de que amaine la tormenta. El resultado de las elecciones del 10-N, con la emergencia de Vox, ha hecho que este ‘apaño’ se haya alcanzado primero en la política española.

Sí, el preacuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es solo un buen ‘apaño’. El PSOE y Podemos se apresuraron a cerrar en menos de 24 horas el pacto de coalición que no fueron capaces de alcanzar en casi cinco meses: de las elecciones del 28 de abril al real decreto de disolución de las Cortes Generales del 24 de septiembre. A la literalidad del texto me remito: defiende la vocación europeísta de España, una política socioeconómica de corte socialdemócrata y la normalización de la vida política en Catalunya desde el respeto a las reglas de juego.

Sánchez, en el terreno económico, puso la venda antes de la herida en plena campaña para curarse en salud ante la amarga victoria que obtuvo en las urnas: anunció que Nadia Calviño, ministra de Economía en funciones y directora general de Presupuestos de la Comisión Europea (2014-2018), sería vicepresidenta. Un aviso para navegantes que despejaba el horizonte para levantar el veto a Pablo Iglesias. “El cielo se toma con perseverancia", ha escrito el secretario general de Podemos y futuro vicepresidente en una carta a la militancia.

Alma reformista

“El cielo no se toma por consenso: se toma por asalto”, había exclamado en 2014 en la asamblea fundacional de Podemos. El cielo tendrá que esperar. Iglesias ha entrado en el purgatorio: ha avalado el alma reformista de la llamada ‘izquierda de la izquierda’ -Alexis Tsipras- frente al alma rupturista -Yanis Varoufakis- que en su día se enfrentaron en Grecia. Punto 10 del pacto: “La evaluación y el control del gasto público es esencial para el sostenimiento de un Estado de bienestar sólido y duradero. El Gobierno impulsará políticas sociales y nuevos derechos con arreglo a los acuerdos de responsabilidad fiscal de España con Europa".

Salvado el escollo económico -justicia fiscal y equilibrio presupuestario- en la senda socialdemócrata de Sánchez, la crisis catalana se aborda en el epígrafe anterior sin referencia alguna al “referéndum legal acordado” de Iglesias: Punto 9: “El Gobierno de España tendrá como prioridad garantizar la convivencia en Catalunya y la normalización de la vida política. Con ese fin, se fomentará el diálogo en Catalunya, buscando fórmulas de entendimiento y encuentro, siempre dentro de la Constitución (…) Garantizaremos la igualdad entre todos los españoles”.

He aquí el perímetro del ‘apaño’. Como decimos en catalán: “Tota la cera és a l’altar'” (no hay más cera que la que arde). El sector del independentismo que se define de izquierdas (ERC) deberá decidir si abona un “gobierno progresista” o es arrastrado por el tsunami rupturista de Puigdemont -y de exdirigentes de la propia Esquerra- y vota 'no' al lado de Vox. La negociación exige, desde la perspectiva del presidente en funciones, reflejada en el pacto de coalición, tres condiciones: que el Govern deje de jalear las protestas, active la mesa de diálogo en el Parlament y renuncie a la unilateralidad.

La verdad entera

Es de agradecer, en este contexto, el manifiesto Petición pública en favor de una negociación política sobre Cataluña, rubricado por 235 personas del mundo de la cultura, el periodismo y la academia. Sorprende, sin embargo, la segunda de sus constataciones: “Tras la sentencia y ante los graves altercados en las calles de Catalunya, el Gobierno autonómico catalán ha solicitado establecer una negociación con el Gobierno español a fin de abordar el ‘conflicto’. Hasta ahora tal petición no ha sido atendida”. Es una afirmación parcial y, por tanto, intelectualmente inconsistente.

Los que vivimos en Catalunya sabemos que han pasado y están pasando muchas más cosas, entre ellas, que el 'president' de la Generalitat, en sede parlamentaria, no responda a la pregunta de si avala el reto lanzado por los CDR 'Independencia o barbarie'. Independencia o barbarie'Esta es la verdad entera. Albert Camus dijo en su discurso de Suecia: “La nobleza de nuestro oficio se enraizará siempre en dos compromisos difíciles de mantener: el rechazo a mentir sobre aquello que se sabe y la resistencia a la opresión”. Intentaré seguir haciéndolo. Con ‘apaños’ o sin ellos.