EL NUEVO TABLERO POLÍTICO

¿Podría haber sido en abril?

Abrazo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

Abrazo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias / periodico

Carmen Juan

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pedro Sánchez ha escrito una carta a sus militantes en la que reconoce que tras las elecciones de hace una semana nos hemos "convencido plenamente" de que solo un pacto entre el PSOE y Unidas Podemos (UP) puede sacar a España del bloqueo. ¿Se necesitaba repetir elecciones para llegar a ese convencimiento pleno, teniendo en cuenta lo poco que iban a variar los resultados? Pues va a ser que sí. PSOE y UP han sacado menos escaños, pero el hundimiento de Cs, el ascenso de Vox y la rapidez con la que Sánchez e Iglesias han respondido a este nuevo escenario es lo que hace que sea posible ahora y no en abril.

A las 48 horas de cerrarse las urnas, Sánchez e Iglesias escenificaban con un abrazo un pacto que se les resistió durante meses. Pasamos "del día de la marmota a 'Fast and Furious'" como dijo Aitor Esteban. Una rapidez que pilló desprevenido al PP y desnortado a un hundido Cs, pero también distraídos a los críticos que tanto Sánchez como Iglesias tienen en sus respectivos partidos. Ya se sabe que los enemigos en política son los rivales y los compañeros de partidos y no siempre en este orden.

El PP ha pasado de que García Egea pidiera la dimisión de Sánchez antes de acabar el recuento, a que Cayetana Álvarez de Toledo propusiera un gobierno de concentración. En el PSOE ha reaparecido Felipe González, para criticar que se hable de cargos y no de programas, lo que ha abierto la veda contra el pacto a la que se han sumado otros barones. El PSOE nunca le ha puesto fácil a Sánchez hacer pactos por la izquierda, fue la línea roja que le marcaron en el 2016 para su primera investidura en la que tuvo que recurrir a Cs. Fue el principio de la caída de Sánchez y su posterior resurrección.

Hace 4 años se acabaron las mayorías absolutas en España, desde entonces y después de cuatro elecciones, el Parlamento está cada vez más fragmentado, aunque seguimos con el chip del bipartidismo puesto. Unas terceras elecciones no son opción, sería un fracaso de tal calibre que pondría a prueba nuestro sistema democrático. Si se logra un Gobierno de PSOE-UP, será el primer Gobierno español de coalición tras la restauración de la democracia, pero también la primera coalición netamente de izquierdas en la UE en un momento en que la ultraderecha crece como la planta de la tienda de los horrores. Solo Sánchez tiene posibilidad de gobernar, ha sido ágil en cerrar el acuerdo con Iglesias, pero no todo está en sus manos, necesita el apoyo de ERC o de Cs.

Con solo 10 diputados, Cs se enfrenta a la absorción del PP o a cumplir de una vez con uno de sus objetivos, frenar al independentismo convirtiendo en innecesario su apoyo a un Gobierno de España. ERC debe decidir si marca perfil propio y tiene el valor de romper con la tutela del independentismo más radical que ahora encarnan los de Puigdemont y la CUP, en esa competencia por el liderazgo en Catalunya que ha empezado su escalada preelectoral. El cielo ya no se toma por asalto, ahora -reconoce Iglesias a sus militantes- "se toma con perseverancia". Y yo añadiría con audacia.